Norma Vitela, una de las viudas de los carboneros fallecidos en Pasta de Conchos, advierte tajante: “Vamos a llegar hasta lo último, hasta que nos regresen los cuerpos de nuestros esposos”.
Es una de las mujeres que están decididas a reanudar por su cuenta la búsqueda en la mina siniestrada donde, desde hace casi 3 años, quedaron sepultados 63 de los 65 carboneros que perecieron en la explosión de gas metano. Solo dos cadáveres fueron recuperados.
Vitela, quien exige los restos de su esposo, José Ángel Guzmán, es de las más decididas, aunque pareciera que tienen todo en contra, ya que son constantemente criticadas por quienes aseguran que no van a encontrar nada, ni cenizas siquiera. Aun así sentencia: “Nadie nos detendrá”.
Rechaza que sólo sea media docena de viudas las que participan en el movimiento, al señalar: “No es verdad, somos muchas y no nos oponemos a que la empresa reabra Pasta de Conchos, pero primero que nos regresen a nuestros seres queridos”.
Quien encabeza este grupo es Rosa Mejía, viuda de Rolando Alcocer, en su momento responsable de la Comisión de Seguridad e Higiene por parte de los trabajadores sindicalizados. Él firmó todas las actas de supervisión de los inspectores de la STPS, donde se asentaba que la empresa Industrial Minera México, S.A. (IMMSA), dueña del yacimiento de carbón y subsidiaria de Grupo México, cumplía con todas las normas de seguridad e higiene.
