En el álbum de Sergio Humberto Ortiz Juárez, acusado de liderar la banda de “La Flor” que secuestró y asesinó a Fernando Martí, aparecen fotografías del presidente Felipe Calderón.
– Es como el álbum de un enfermo–, confió un alto funcionario de la procuraduría del DF.
– ¿Por qué?
– Está lleno de fotos de zoofilia… mujeres siendo penetradas por caballos… cosas muy impactantes… vas pasando el álbum y ves una foto de zoofilia, junto a una de las nietas del propio secuestrador, y luego una del presidente… también hay fotos de Alejandro Martí.
¿Qué hacían imágenes de Felipe Calderón, en apariencia bajadas de Internet, junto a las del señor Martí en el álbum del individuo que raptó y mató al hijo del segundo?
Si ya supimos de delincuentes que capturaron a una hija de un integrante del Gabinete de Fox y no la han aparecido, si se atreven a desafiar negociando un rescate y liberando a la víctima en plena marcha contra la inseguridad, las autoridades federales y capitalinas deben tomar muy en serio la aparición de fotografías del presidente junto a las de Martí en el álbum del secuestrador más buscado –y encontrado– de México.
Marcelo Ebrard supo desde la semana pasada que todos los hilos de la investigación que comanda el procurador local Miguel Ángel Mancera conducían a la cama de un hospital donde desde hace un mes se encuentra delicado de salud Sergio Humberto Ortiz Juárez, conectado a un tanque de oxígeno con una mascarilla cubriendo nariz y boca que le ha impedido rendir su declaración.
Llegó ahí con un balazo en el hombro que le lesionó la médula espinal y lo más seguro es que le deje secuelas de por vida. Al principio nadie sabía quién era. Lo mantuvieron bajo mínima vigilancia sólo porque había resultado herido en un hecho delictivo. Luego, testimonios e identificación de llamadas telefónicas realizadas durante el rapto del niño Martí hicieron saltar su nombre, sus 63 años y su afición por los deportes.
En la investigación figura que uno de sus hijos tiene una casa en la exclusiva zona de Jardines de la Montaña, al Sur del Distrito Federal, a donde llega manejando lo mismo un Mercedes Benz que un Maserati de un millón de pesos.
Si todas las piezas se acomodan, el jefe de Gobierno y su procurador habrán conseguido anotar uno a su favor en un momento de tal irritación social que ninguna autoridad ha ofrecido resultados. Si siguen los cánones de las estrategias de medios, irán dosificando la información sobre el caso para que les dure la “buena ola”.
Marcelo Ebrard ya logró rutas de salida a los dos problemas que lo taclearon: New’s Divine y Martí. Podrá ahora abrirse un espacio para mediar en la crisis interna del PRD y salir ganón de esa reyerta.