Los ambulantes regresaron a los sitios que, durante décadas, han sido su única fuente de trabajo.
Vendedores informales aceptan reubicación propuesta por autoridades y firman convenio de acuerdo.
Todo volvió a la normalidad en el Centro Histórico de la ciudad. Las banquetas de las avenidas Juárez e Hidalgo, nuevamente fueron invadidas por los ambulantes; la mercancía no deja espacio para los peatones, quienes chocan entre sí por la falta de espacio.
Y es que desde ayer, más de 300 comerciantes informales que aceptaron ser reubicados como parte el proyecto de rescate del Centro Histórico, se instalaron nuevamente en sus lugares que, durante décadas, han sido su única fuente de trabajo.
“Casi nos hacen manita de puerco, nos obligaron a firmar”, comenta Roberto Torres, mientras instalaba su puesto, tras cuatro días de inactividad.
“Nos obligaron a firmar porque si no aceptábamos no podíamos trabajar y nosotros vivimos al día”, menciona el comerciante, quien asegura que durante estos cuatro días de inactividad, “nos vimos en la necesidad de pedir dinero prestado entre la gente que nos mostró su apoyo”.
El caso de Noé Blanco es similar. Aunque el comerciante, dedicado a la venta de lentes y otros productos se mostró de acuerdo con los compromisos que entabló el Municipio con el resto de sus compañeros, entre ellos la entrega de diez mil pesos, comenta que desde ahora hasta el próximo mes de noviembre, se verán obligados a ahorrar esta cantidad y lo que “poquito” que vaya saliendo, ya que sus ventas dice, una vez que se hayan instalado en sus nuevos locales “podrían bajar hasta en un 50 por ciento”.
Dentro de los acuerdos que se tomaron ayer, se encuentra: la entrega de un apoyo inicial de 10 mil pesos, así como ayuda en medicinas para adultos mayores y apoyo de vivienda dentro del programa “Casa-Diferente”.
“Nuestro futuro es incierto, pero el alcalde (José Ángel Pérez) nos garantizó que estaremos bien allá (en el nuevo paseo comercial Cepeda-Valdés Carrillo) y yo creo que tenemos que confiar, ya una vez nos defraudó al adelantar la fecha para movernos de aquí, pero no creo que lo vuelva hacer”, comenta el comerciante.
DAN SU VERSIÓN
En reunión ofrecida a los medios de comunicación los ambulantes expresaron que ya no pretenden quejarse de las autoridades municipales por utilizar la “ley del garrote” como método de convencimiento, porque eso no lo vamos a olvidar nunca, lo que queremos es informar a la ciudadanía la causa real de que hayamos cedido y que fue principalmente por hostigamiento”, dijo Antonio García.
Tras dar las gracias a la ciudadanía por las limosnas que aseguran recibieron en el “boteo” que hicieron durante los días en que protestaron y también por las 10 mil firmas que recaudaron en apoyo a que no fueran reubicados, pidieron disculpas por las molestias causadas.
Nostálgicos, indicaron que se irán de las avenidas Juárez e Hidalgo, al nuevo paseo comercial de Cepeda y Valdés Carrillo y en espera de que las autoridades municipales les cumplan los ofrecimientos que se pactaron en el convenio firmado y del que cada uno tiene copia.
Los 10 mil pesos de apoyo por la reubicación para garantizar pérdidas por baja en las ventas, becas para los menores escolares, medicinas para adultos mayores y sobre todo, la concesión sobre los locales, son algunos de los beneficios que esperan recibir.
Por ahora lo más importante es ver que los nuevos módulos de venta realmente sean más grandes de acuerdo a las dimensiones ofrecidas 3.5 metros cuadrados los laterales y 4.5 metros el central.
Inquilinos se unen a protestas
Primero fueron los comerciantes informales los que manifestaron su inconformidad por la reubicación que se contempla en el proyecto de rescate del Centro Histórico. Ahora, son los vecinos de las calles Cepeda y Valdés Carrillo quienes mostraron su molestia por el cierre de éstas.
Victoria Reyes, de 65 años, es una de ellos. Vive en el segundo piso de los departamentos ubicados en la calle Cepeda en el número 470.
Comprar agua o un poco de mandado, ahora es toda una odisea. Y es que, los taxis o su auto, no pueden entrar hasta la puerta de este edificio. Por lo que ahora debe caminar un par de cuadras para llegar hasta él.
“Es muy difícil traer el mandado o traer el agua, especialmente cuando la gente ya está vieja, para los jóvenes como sea, pero andar cargando nosotros es muy difícil, más para mi esposo que ya tiene 73 años”, comenta la mujer desde su departamento.
Pero caminar un par de cuadras, no es la única molestia que ha generado el cierre de dichas calles, sino también el hecho de no poder estacionar su automóvil cerca de los departamentos, ya que ahora debe hacerlo sobre la Presidente Carranza, lugar en donde asegura, su auto ha sufrido algunos daños.
“En estos cuatro días, nos han quebrado dos vidrios del carro, lo que nos representa un gasto de por lo menos 2 mil pesos, pues no podemos dejar así el carro”, señala Victoria Reyes.
Rentar una pensión para autos, es una idea que ha descartado totalmente, “pues también debemos de pagar la renta del departamento (...) no podemos pagar un estacionamiento de 50 pesos por noche, es mucho”, dice.
