Si te enojas porque no te escuchan, no te entienden o simplemente te ignoran, no aumentes tu ira exaltándote y hablando en un mal tono, después de todo estarías haciendo exactamente lo mismo que las personas que te hicieron enojar en un principio.
Maritza es una mujer muy grosera, cuando dice algo, ofende, no parece importarle o darse cuenta, cree que nunca se equivoca, en su mente tiene claras todas las respuestas, así que no siente la necesidad de reflexionar si hay malos entendidos.
Su trabajo consiste en ser la directora de un programa educativo, tiene bajo su responsabilidad cinco grupos de niños con las respectivas maestras. Si alguna mamá tiene algún problema tiene que ir directamente con Maritza, y si ella no está de acuerdo con el planteo, no hay manera de hacerla cambiar de opinión.
Mabel es la mamá de uno de los pequeños del curso. Varias veces a lo largo del año se ha sentido maltratada por Maritza, los cuidados indiferentes de las maestras y sobre todo la falta de atención a su hijo. Un buen día, esta mujer explotó y le gritó a la maestra y a la directora, descargando el enojo que venía acumulando desde hace tiempo. A pesar de que Mabel no mintió, el modo en que se comportó fue muy ofensivo, habló en un tono fuerte e irónico.
La directora inmediatamente reportó el incidente a la mesa directiva. El presidente tomó manos en el asunto, y requirió que Mabel asistiera a una junta para expresarle el gran problema que había causado y para determinar si sería expulsada de la institución. Mabel asistió a una junta donde tuvo que disculparse por su comportamiento inapropiado, pero como este tema pasó a primer plano, las dificultades de la organización, la indiferencia y malos tratos que recibió quedaron relegados a un segundo plano y sin resolverse.
Es muy probable que Mabel hubiera conseguido mejores resultados y hubiera evitado meterse en tantos problemas si tan sólo no hubiera perdido su temperamento. A pesar que estaba reaccionando a la provocación que estaba recibiendo, Mabel comprendió que el perder la calma y las ofensas lejos de conseguir la resolución de problemas los agranda y los confunde. También se dio cuenta que la manera como se dicen las cosas es tan o más importante como lo que se dice.
Todos nos podemos equivocar pero Mabel aprendió que no hay nada más importante que mantener la calma para resolver problemas.
MIDIENDO EL VALOR DE LAS PALABRAS
Ingredientes:
1 taza de sensibilidad.
2 barritas de respeto.
1 lata grande de comunicación al punto.
1 pizca de silencio.
3 cucharadas de delicadeza.
1 manojo de prudencia.
Espolvoree control continuamente.
Recomendación: “La práctica y la paciencia, logran un buen cocinero”.
Condimentos:
Astucia, gentileza, ojo noble y amabilidad.
Modo de preparación:
1.- Saber y poder controlarse incluso cuando se siente o enojado con razón es un trabajo que requiere mucho esfuerzo, sin embargo, los resultados siempre son beneficiosos. El cocinero que se puede controlar, adquiere una personalidad más noble, más sabia y ayuda a desarrollar el respeto de los otros hacia él.
2.- Una buena comunicación es la base de todas las recetas nutritivas y deliciosas, conversaciones, simples y pequeñas ayudan a reducir el coraje y los grandes resentimientos.
3.- El cocinero que puede hablar sin causar dolor o evitar hablar desde la voz de su enojo, es un chef que cuida con delicadeza su cocina de la vida, crea mejores platillos que todos desean saborear.
4.- Es tan importante hablar con delicadeza como saber escuchar, el silencio muchas veces permite cocinar con prudencia.
5.- La temperatura ambiente balancea los grandes extremos de la cocina que pueden descomponer y echar a perder muchos de los ingredientes necesarios para lograr una buena digestión.
“La prudencia es el ingrediente que da sabiduría, confianza y logra una verdadera comunicación” rpv.
Ya tenemos las tarjetas, ¡pídelas!
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