por BECKY KRINSKY
E ILIANA BEREZOVSKY
UN REGALO
INESPERADO
Hay veces que nos llegan regalos que no esperábamos y terminan siendo lo mejor que nos ha dado la vida.
Emely salió de la consulta médica deshecha, ya que el doctor le encontró tumores en su matriz y debía operarse inmediatamente y evitar que continuaran extendiéndose por el cuerpo. Esto significaba que ya no podrían tener más hijos. En un instante, pasó de ser una joven mamá con sueños de construir un hogar lleno de hijos a ser una mujer que agradece el poder estar viva y tener la oportunidad de continuar disfrutando de su única hija.
A los pocos días, Emely invitó a cenar a Noé, un buen amigo de la familia y distinguido ginecólogo. Luego de escuchar el triste relato de Emely, Noé le sugirió que fuera a su consultorio ya que él quería verificar el diagnóstico. Al día siguiente, después de un largo examen físico, el médico concluyó: “Efectivamente debes operarte, pero antes, quisiera extraerte tus ovarios y congelar tus óvulos, ya que en un futuro quizá podremos hacer algo con ellos; tus ovarios están sanos y no veo ninguna razón para perderlos”. Emely no entendía las palabras del médico. Su pena y su preocupación eran tan grandes, que se sentía confundida, pero como confiaba ciegamente en Noé, decidió seguir sus consejos.
Pasaron los años y Emely vivía feliz junto a su esposo y a su hija. Gozaba cada minuto que pasaba en familia. Un día, Emely asistió a una cena familiar y tuvo la sorpresa de encontrarse nuevamente con Noé. El médico se le acercó y con una gran sonrisa le dijo: “Creo que es tiempo que pases por mi consultorio nuevamente, hay una técnica nueva que permite fertilizar los óvulos que te extraje. Si tú deseas, podemos hacer un intento para que tengas otro hijo” Emely se sintió feliz, casi no podía creer lo que estaba escuchando. A los pocos días fue al consultorio e inició inmediatamente un largo proceso que incluía prolongados trámites y contratar una madre de alquiler. Al tiempo Emely y su esposo eran los radiantes padres de un varoncito a quien llamaron Noé, en honor al gran regalo inesperado que este buen hombre les había otorgado.
Con un guiño de ojo el médico les dijo: “Si quieren, existe la posibilidad de regalarles dos hijos más, pero todo a su tiempo”.
AGRADECIENDO
LOS REGALOS
Ingredientes:
1 caja de sorpresa.
2 cucharitas de aprecio.
1 manojo de goce.
1 taza de cariño.
2 cucharadas grandes de fe.
Condimentos:
Sencillez, apertura, alegría y madurez
La disposición para disfrutar los regalos depende de cada uno.
Modo de preparación:
La vida en sí es un regalo. Cuando apreciamos lo que tenemos, nos damos cuenta de la maravilla y la grandeza que nos rodea, entendemos lo verdaderamente afortunados que somos, cocinamos con gusto y compartimos con emoción.
Todo lo que nos sucede tiene una buena razón aunque nosotros no la entendamos. La vida no tiene explicaciones, es mejor vivirla y siempre buscar el lado positivo de las cosas. Hay que confiar que todo lo que nos pasa tiene una buena razón de ser.
Estar abierto, gozar y agradecer es la mejor manera de disfrutar lo que nos llega. Vivir sin esperar nada a cambio, sorprenderse y dar a lo mejor de sí, es la mejor forma de compartir los regalos que la vida nos ha ofrecido.
“Cuando se pregunta ¿por qué yo recibo este gran regalo?
La respuesta podría ser: “¿por qué no?”.
Ya tenemos las tarjetas, ¡cómpralas!
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