Religiosos relacionados con el dirigente chiita antiestadounidense Muqtada al-Sadr reforzaron hoy su pedido al gobierno de que rechace un pacto de seguridad con Estados Unidos, un día después de que Washington envió un borrador final del mismo a los iraquíes.
Funcionarios estadounidenses e iraquíes tratan de finalizar el acuerdo, que retiraría a los soldados estadounidenses de las ciudades iraquíes para el 30 de junio y vería salir del país al último de estos en el 2012.
Los sadristas se oponen al acuerdo y desean que las fuerzas estadounidenses abandonen Irak de manera inmediata e incondicional.
"Renovamos nuestra completa negativa al acuerdo de seguridad y nuevamente demandamos que el parlamento y el gobierno no lo firmen", dijo el jeque Assad al-Nasiri a los fieles en la ciudad sagrada de Kufa.
En el enorme barrio marginal capitalino de Ciudad Sadr, otro predicador sadrista, el jeque Sattar al-Battat, advirtió que el acuerdo viola la soberanía de Irak y permitiría que Estados Unidos amenazara a otros países en la región.
"Todo iraquí debe de rechazar el acuerdo de seguridad, especialmente si incluye la inmunidad que disfrutan los soldados estadounidenses a pesar de todo lo que han cometido contra los iraquíes y el uso de bases para lanzar ataques contra nuestros vecinos, especialmente Siria", dijo al-Battat.
El mes pasado, el gabinete de Irak propuso varias enmiendas al pacto, que incluyen una demanda para ampliar la autoridad iraquí sobre los soldados estadounidenses y el eliminar la fraseología que podría permitirle a esas fuerzas permanecer en el país más allá del 2012.
Irak también buscó que se prohibiera de manera específica el usar su territorio para lanzar ataques contra los países vecinos, como ocurrió el mes pasado con una acción estadounidense en contra de Siria.
Washington remitió su respuesta a las propuestas y dijo que el siguiente paso correspondía a Bagdad.
Funcionarios iraquíes y estadounidenses no dieron detalles sobre la respuesta de Washington, pero un funcionario iraquí de alto nivel, al tanto de las negociaciones, expresó que Estados Unidos aceptó algunos puntos y rechazó otros, supuestamente la demanda de un mayor control sobre los soldados estadounidense y los contratistas del Departamento de la Defensa.
