La taekwondín mexicana y medallista de oro María del Rosario Espinoza fue recibida por parte del embajador de México en China, Jorge Guajardo, en honor del logro obtenido en los XXIX Juegos Olímpicos de Beijing 2008. (Notimex)
La mexicana María del Rosario Espinoza, monarca olímpica en taekwondo, fue recibida por el embajador de México en China, Jorge Guajardo González, quien le reconoció el esfuerzo por haber puesto en alto el nombre del país en los Juegos Olímpicos Beijing 2008.
"Es un gusto tener a la campeona olímpica aquí, muchas felicidades y está es tu casa", dijo el diplomático mexicano para dar pauta a una serie de preguntas con los representantes de los medios nacionales que dieron cobertura de los Juegos Olímpicos Beijing 2008.
A esta justa olímpica se asistió con 85 deportistas y se obtuvieron dos medallas de oro y una de bronce.
Luego, María del Rosario Espinoza mencionó que al despertar en la Villa Olímpica tras una noche agitada entre entrevistas y una serie de reuniones sociales, lo hizo muy cansada, ya que además aún sentía los estragos de cada unos de los combates que la llevaron a la gloria.
"Me siento muy motivada, muy alegre de representar a este país y poner en alto su nombre, así como cantar el himno nacional y doblemente motivada por la medalla de Memo (Guillermo Pérez) y de las clavadistas Paola (Espinosa) y Tatiana (Ortiz), que fueron mi motivación para que se diera la medalla", expuso.
Pero lo más importante es que estuvieron sus padres -Marcelino Espinoza y Felicitas Espinoza-, quienes en cada uno de los asaltos en el tatami del Gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de esta ciudad, siempre la apoyaron y compartieron los momentos de gloria de la mexicana.
Asimismo, la sinaloense reconoció el esfuerzo de sus compañeros de la delegación mexicana, que aunque no obtuvieron medallas, consideró que el cuarto o quinto sitio es bueno y deben seguir entregándose a su deporte para conseguir los resultados esperados.
Y como si fuera el día de la competencia y en escasos minutos de haberse coronado monarca olímpica, recordó los momentos más significativos de sus combates, pero más cuando se enteró que en lugar de la china Zhong Chen, debía enfrentar a la británica Sarah Stevenson y luego a la noruega Nina Solheim, a quien ya había vencido en otro evento de talla mundial.
"Sabía que en los Juegos Olímpicos todo puede pasar, estaba segura que podría estar en la final, aunque mi gráfica no era sencilla, pero el trabajo y seguridad me daban esa confianza", expuso la deportista sinaloense.
La taekwondoín detalló que jamás perdió la concentración al saber el cambio de rival, sino lo único que modificó fue la estrategia a utilizar para el duelo en donde estaba en busca de la medalla de oro.
Añadió que con los logros conseguidos en este ciclo olímpico no termina su labor, sino inicia más trabajo para seguir en la obtención de más triunfos tanto para satisfacción personal como para el país.
"Quiero seguir por más triunfos. Es como el cierre de uno y el inicio de otro para seguir en la lucha por las medallas, suena fácil, pero lleva mucho trabajo", apuntó.
Respecto a la "venganza" que tomó en contra de la inglesa, porque fue ella quien había derrotado a Mónica del Real y a Agueda Pérez, la sinaloense sonrió y comentó que ya le habían comentado de esa situación y por consiguiente estaba dispuesta a dejar todo para ganarle a como diera lugar.
La mexicana estuvo acompañada por su padre Marcelino Espinoza, quien fue el culpable de que ella estuviera en el deporte, ya que "quería que fuera boxeadora, porque no me gustaba que me pegaran en la cara y porque me ponía los guates con mis primos y me daban golpes".
De igual manera, contó con la presencia de su madre, Felicitas Espinoza, quien se mostró orgullosa de su hija por su logro histórico y además por ser la segunda mujer nacional en obtener una medalla de oro y estar a la par de Soraya Jiménez, quien se consagró en Sydney 2000.
