Momento de la entrega del Premio Nacional Obra de Teatro para Niños a Ignacio Padilla.
Porque el niño del mundo cibernético y televisivo está ávido de leer todavía, Ignacio Padilla sigue escribiendo para ellos, demostrando que este terreno de la literatura es fértil y más en México “que somos uno de los pocos países que siguen produciendo niños”, dijo el ganador del Premio Obra de Teatro para Niños que le fue entregado ayer en el foyer del Teatro Isauro Martínez de manos de los organizadores y de Enzia Verducci, directora del INBA que estuvo presente en la especial ocasión.
Con una presentación a cargo del escritor lagunero Jaime Muñoz Vargas, se dio paso a la introducción realizada por Verducci quien mencionó algunas características del premio, sus bases, y posteriormente leyó un fragmento del acta de dictamen en la que recordó que el jurado compuesto por Berta Hiriart, Amaranta Leyva y Karla Montalvo puntualizó ciertas características en la obra de Padilla titulada La Maquinota, misma que fue enviada bajo el pseudónimo de Tanya Igorovitch: “Esta obra destaca por sus diálogos bien logrados, el uso de un humor inteligente, el tratamiento inteligente para abordar un tema del progreso, y por su sensibilidad para dirigirse al público infantil”, leyó Verducci.
Por su parte, el autor agradeció ante el micrófono su premio de cien mil pesos y posteriormente comentó para El Siglo de Torreón que la literatura para niños se encuentra en un momento muy interesante: “El ‘boom’ de la literatura para niños es mundial, y sucede en el momento menos pensado porque era cuando pensaban que la televisión e Internet habían desalojado totalmente a la vida de la literatura en forma de libro, por eso yo siempre he aplaudido y tenemos que festejar el éxito de una obra como Harry Potter que no carece de méritos literarios y que sin embargo ha demostrado que el niño del mundo cibernético y televisivo está ávido de leer todavía, el hecho de que ahora haya más escritores para niños es porque se ha demostrado que además puede vivir la gente de escribir para niños, en México estamos vinculados con la oralidad desde siempre, por eso tenemos una tradición cuentística desde siempre y estamos vinculados con la idea de la maravilla, de la imaginación, entonces es completamente natural, es un campo fértil, siempre lo ha sido para el imaginario la literatura infantil, y además que somos uno de los pocos países que siguen produciendo niños”.
La literatura no implica sumergir a los niños en un mundo de fantasía sin mostrarles el mundo real, ahora el rumbo es de manera amable y divertida enseñarlos a conocerse y a interactuar con el entorno: “Yo soy muy reticente a utilizar la ficción en cualquier sentido, teatral, narrativo e incluso poético para enseñarles nada a los niños que no sea a negociar con sus miedos y sus ‘cortocircuitos’ con el mundo, si un libro tiene una carga didáctica o moral yo sólo espero que la tenga de una manera muy remota y muy indirecta, todo buen libro para niños es didáctico en el sentido en que es bueno, en el sentido de que puede hablar de ogros, monstruos, de cosas terribles y cosas maravillosas, pero sólo por fomentar la imaginación de los niños conectándolo más particularmente con sus miedos que con sus deseos, eso es lo que hace que un libro realmente sea útil y no es la labor de cualquier forma de la literatura el ser útil”, concluyó el maestro Padilla.