Raúl Castro podrá ser el presidente de Cuba, pero el principal cambio que ha ocurrido en la isla es que se pasó del mandato de un solo hombre a un Gobierno más amplio del Partido Comunista.
Debido a que Fidel Castro, de 81 años, se encuentra muy débil para estar al frente del Gobierno, el Partido Comunista lo hará en su lugar a través de ideólogos en posiciones importantes, y también por medio de los innumerables brazos de una estructura del partido que llegan a casi todos los sectores de la sociedad y utilizan su organizaciones masivas para conducir a esta nación de 11.2 millones de habitantes.
La idea de que el barbado líder revolucionario sea reemplazado por legiones de clones de Fidel en su partido fue ilustrada en la portada del diario Juventud Rebelde en su edición dominical. Debajo del gráfico fue colocado un encabezado titulado “Cuba Post Castro”, donde se mostraban hileras continuas de Fideles Castros armados con fusiles.
En un comentario colocado arriba del gráfico, en un artículo titulado “Nuestra Decisión”, el diario señala que “La Revolución necesita ahora y en el porvenir muchos Fideles, eternos luchadores por mejorarlo todo, para que la nación se renueve día a día; cabalgue segura rompiendo cada obstáculo, cada emboscada”.
Tras el derrumbe de la Unión Soviética, muchos en Washington y en la comunidad de cubanos en el exilio predijeron que la complicada estructura del Partido Comunista de Cuba se derrumbaría, pero el partido ha ido recuperando gradualmente su poder en los últimos años.
La Asamblea Nacional, que eligió al nuevo liderazgo de la isla el domingo pasado, fue en cierta manera una especie de ceremonia de coronación.
La nueva configuración del Consejo evidentemente fue planeada para garantizarle a los viejos revolucionarios que no se tienen planeados cambios políticos de importancia. Los esfuerzos crecientes de controlar la influencia del partido preocupan a algunos, particularmente a activistas como Oswaldo Paya, quien ha buscado la celebración de un referéndum sobre derechos civiles y políticos.
“La fuerza dirigente de la sociedad debería ser el pueblo soberano, no el Partido Comunista. La sucesión de Fidel no trajo los cambios que la gente quería y necesitaba”, indicó Paya en un comunicado.
Por su parte, en su discurso al aceptar la Presidencia, Raúl Castro aclaró que no iba a sustituir él solo a su hermano, sino que todo el Partido Comunista estaba encaminado a heredar el poder. Sólo el “Partido Comunista, garantía segura de la unidad de la nación cubana, puede ser digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder”, dijo.
Suma Raúl Castro respaldos y críticas
La asunción de Raúl Castro como nuevo presidente de Cuba suscitó reacciones encontradas en América entre países que prometieron continuar sus relaciones diplomáticas y alguno que advirtió que no se trató de una transición democrática.
Los gobiernos de Nicaragua, México y Perú expresaron su interés por seguir sus tratos con La Habana, mientras que el salvadoreño, un país que no tiene relaciones diplomáticas con la isla, consideró que es momento de que Cuba cambie.
La secretaria de Comunicación y Ciudad de Nicaragua, Rosario Murillo, calificó ayer la elección de Raúl como una “sabia” decisión, y calificó al hermano del histórico líder Fidel Castro como una persona con “calidad humana y madurez política-ideológica”.
Consideró que con Raúl, Cuba inicia una nueva etapa en la que “logrará consolidar la revolución cubana”.
Mientras, el vicecanciller de Perú, Gonzalo Gutiérrez, aseguró el lunes que “las relaciones van a continuar siendo las mismas que hemos tenido hasta ahora, no veo por qué tengan que variar. Vamos a tener el mismo nivel de relación cordial que tenemos con Cuba”.
También dijo que Perú mantiene su posición de rechazo al bloqueo estadounidense contra Cuba. México envió la noche del domingo una felicitación al nuevo presidente cubano.
“El Gobierno de México sostiene su disposición de seguir trabajando para fortalecer los vínculos que unen a ambos países, en beneficio de los pueblos de México y Cuba”, señaló el Ejecutivo en un comunicado de la Cancillería.
Por el contrario, el presidente salvadoreño Tony Saca consideró ayer que la elección de Raúl Castro “es una transición familiar, no una transición democrática”, aunque manifestó su esperanza “de que el nuevo presidente cubano inicie un proceso de apertura”.
Dijo que “Cuba necesita cambiar, necesita abrirse al mundo, para que los propios cubanos tengan oportunidad de desarrollarse, pero sobre todo lo que Cuba necesita es libertad”.
Estados Unidos considera que la aprobación del Parlamento cubano para que Raúl Castro se desempeñe como el nuevo presidente de la isla es más de lo mismo.
El portavoz del departamento de Estado Tom Casey expresó ayer que Estados Unidos cree que el retiro de Fidel, de 81 años, no representa una transición política importante para Cuba.
Casey agregó que la continuación de la dictadura de la familia Casto “no es algo que nos guste ver”.