El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, admitió ayer haber cometido varios “errores” durante su primer año de Gobierno, pero insistió en que continuará presionando en el tema de las reformas a pesar del “derrumbe” de su popularidad.
En una reunión con periodistas en el Palacio del Eliseo con motivo de su primer año en el poder y ante la caída en las encuestas de su nivel de popularidad, Sarkozy reiteró que las reformas estructurales del Estado francés “son necesarias”.
En mayo pasado, el mandatario impulsó a la fuerza las reformas con la promesa de relanzar la economía, por lo que vio cómo se derrumbaba su popularidad en las encuestas, más rápido que cualquier otro presidente desde la Segunda Guerra Mundial.
“Por estar en desacuerdo... por estar en problemas... por estar en dificultades, no sólo sé eso, pero me preparé para esto”, afirmó Sarkozy en la primera parte de la entrevista con los reporteros.
“Probablemente cometí errores”, dijo cuando se le pidió que comentara las encuestas que muestran que tres cuartas partes de los votantes se encuentran molestos con su desempeño en la Presidencia.
Admitió que su Gobierno “probablemente no ha explicado bien ni de manera suficiente” las metas de las reformas, lo cual es una queja frecuente incluso de los propios miembros de su partido gobernante, la Unión por un Movimiento Popular (UMP).
Sarkozy también señaló que los altos precios del petróleo y los alimentos, además de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, explican en parte el mal humor económico en Francia, que los votantes ven como razón para la caída en picada de su popularidad.
“Francia ha estado dormida durante los últimos 25 años... tenemos un contexto internacional difícil, razones por las cuales aceleraremos las reformas”, recalcó.
“El problema de Francia es que no trabaja lo suficiente”, afirmó al defender sus esfuerzos de superar el horario de 35 horas semanales, para lo que ofrece reducciones de impuestos en los tiempos extra.