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Recuerdan a Enriqueta en su tierra

Apenas el pasado mes de mayo, con motivo de su cumpleaños número 80, la escritora recibió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, donde algunos de sus amigos destacaron el valor de su obra y su voz singular

Apenas el pasado mes de mayo, con motivo de su cumpleaños número 80, la escritora recibió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, donde algunos de sus amigos destacaron el valor de su obra y su voz singular

Yohan Uribe Jiménez y Niria Ramos Marín El Siglo de Torreón

Las letras están de luto por la muerte de Enriqueta Ochoa y varios escritores laguneros evocan sus recuerdos.

La poeta coahuilense Enriqueta Ochoa falleció la tarde del lunes en su casa de la Ciudad de México a los 80 años de edad, pero su espíritu fantástico no ha muerto en realidad, pues quedan en la tierra sus páginas, sus poemas, su única hija Marianne y sus nietas.

Enriqueta Ochoa, deja amaneciendo un libro: el Diccionario de Imágenes Poéticas de la Poesía Mexicana del Siglo XX, una recopilación de la forma en que 19 poetas mexicanos, mismo que queda en tránsito de publicarse, en manos de Felipe Garrido, el CONACULTA, la Universidad Veracruzana y el Instituto de Cultura del Estado de Coahuila.

El escritor lagunero Vicente Alfonso, colaborador de El Siglo de Torreón con la columna El Síndrome de Esquilo recuerda los acercamientos que tuvo con la poetisa: “Lamentamos mucho que doña Enriqueta ya no esté con nosotros, pero al mismo tiempo quienes asistimos al homenaje que le hicieron en Bellas Artes en mayo pasado, o que pudimos conversar con ella en otras ocasiones, la recordamos alegre y amable. La maestra Enriqueta Ochoa es una de las voces esenciales en la poesía mexicana. Las veces que la visité en su casa, siempre preguntaba por Torreón, recordaba sobre todo la luz y la comida de nuestra ciudad. También a sus amigos laguneros más entrañables, como don Fernando Martínez Sánchez, por ejemplo”.

Y precisamente don Fernando la recuerda como una mujer que se comunicaba con todos los mundos imaginarios posibles, utilizando la universalidad de la poesía. El autor de Mi Nombre es Lluvia, evoca los viajes a la Ciudad de México en los que escuchaba a Enriqueta leer sus más recientes poemas: “Enriqueta Ochoa inmortalizó el nombre de La Laguna, fue la escritora lagunera más importante a nivel nacional e internacional, una poetiza excelente que igual escribía al amor, a la familia, a los amigos, o a los niños”. Como una terrible pérdida para la cultura regional, catalogó Martínez el deceso de la autora de Que me Bautice el Viento.

UN HOMENAJE

Otro lagunero que sintió profundamente la pérdida de la lagunera más grande en el mundo de las letras, fue el escritor Jaime Muñoz, quien aprovechó para recomendar como homenaje, la adquisición de las obras completas de la poetiza, recién publicadas por el Fondo de Cultura Económica “ahora está en marcha la publicación del último libro de ella, pero hace falta que el gran público tenga un conocimiento de la obra de la escritora lagunera, estamos en la época de la Navidad, por qué no pensar los laguneros en regalar esa edición de las obras completas de la escritora”.

Para Vicente Alfonso el caso de Enriqueta Ochoa es emblemático: “No sólo por el alto valor de su obra, también porque ella misma ha sido un símbolo de la lucha por los derechos de la mujer. Aún se recuerda el escándalo surgido en Torreón en 1950, a raíz de la publicación del primer poemario de la maestra, titulado Las Urgencias de un Dios. Entonces con diecinueve años, la autora fue calificada como hereje. Hubo severas condenas para una voz femenina que intentaba abrirse paso. Con el tiempo quedó demostrada la vocación literaria de aquella joven”.

MÍSTICA Y PROFUNDA

Algunos poemas místicos y eróticos, que escribió Enriqueta Ochoa para varias antologías sudamericanas, editadas en Buenos Aires. Elevaron el nombre de aquella mujer lagunera de profunda mirada y excelente hablar, al rango de los escritores cuyos versos se paseaban de frontera en frontera conquistando lectores en una generación de gustos refinados, especialmente para la poesía.

Muchos han catalogado los versos de la poetiza lagunera, quien empezó a escribir a los nueve años, como cargados de intenciones íntimas que se matizan con la fuerte intención humana característica de su vivir.

Y por todo eso, el escritor y maestro Saúl Rosales, piensa que la literatura lagunera pierde a su principal exponente, una mujer que a pesar de haber vivido un período histórico difícil, supo abrirse paso en un mundo de exclusividades, el literario, sobre todo por ser una escritora de provincia “Pueda ser que ahora la gente se acerque más a la obra de Enriqueta Ochoa, que se piense en una reedición de algunos de sus textos y sobre todo que haya difusión de su obra”, agregó el director editorial de la revista Estepa del Nazas.

Este año la poetiza lagunera recibió múltiples homenajes por sus 80 años de vida, como los hechos en la Universidad Juárez del Estado de Durango, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la Universidad Veracruzana, la Universidad de Sinaloa y el pasado 18 de mayo, en el Palacio de Bellas Artes, le fue otorgada a la poeta lagunera la Medalla de Oro del INBA, y el Fondo de Cultura publicó su obra completa.

La ‘avalancha de muerte’

Poco antes de que Enriqueta Ochoa cumpliera 50 años, sucedió en su vida lo que ella llamaba “una avalancha de muerte”: al repentino fallecimiento de su padre, le siguió el de su madre; ése fue el motivo por el que su hermana moriría y su hermano también poco después.

Ése es el impulso inicial de Retorno de Electra (1978), uno de los libros más significativos de Enriqueta Ochoa; un poema escrito en un intenso momento de arrebato en que el dolor concentrado durante años fue expulsado: “ese poema no quería salir”, explicaba Enriqueta Ochoa, “estaba ahí hecho dolor. Hecho nudo”.

La escritora

Algunos datos acerca de la vida y obra de Enriqueta Ochoa, quien falleció el lunes.

■ Enriqueta Ochoa Benavides nació en Torreón un dos de mayo de 1928. Siendo hija de D. Macedonio Ochoa Rodríguez y de doña Cesárea Benavides Montemayor.

■ Tuvo varios hermanos: Celso, Evangelina, Alfredo, Esthela y Macedonio.

■ Enriqueta estudió la primaria en la Escuela Venustiano Carranza.

■ Su primer libro, Las Urgencias de un Dios (1950), la hizo merecedora del reconocimiento de la crítica en todo el país.

■ Se desempeñó como profesora en la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad Nacional Autónoma de México y en la escuela de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM).

■ Como promotora cultural, se preocupó siempre por la formación de nuevos literatos en las diversas regiones del país, impulsando talleres literarios para el Instituto Nacional de Bellas Artes en Aguascalientes, Torreón, Tlaxcala y en diversos espacios del Distrito Federal.

■ Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1999, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno de Coahuila crearon en 1994 el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa.

■ Su obra forma parte de las principales antologías de autores mexicanos y han sido traducidos al francés, inglés, japonés y alemán.

■ En 1985 en Torreón fue develado un busto en bronce de Enriqueta Ochoa en la Calzada de los Escritores en la Alameda de Zaragoza.

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