Ucranianos asistieron ayer a una ceremonia en el monumento en honor a las personas que murieron en las tareas de limpieza tras el desastre nuclear de la planta de Chernobyl en Kiev, Ucrania. (EFE)
Las autoridades permitieron ayer las visitas de antiguos habitantes a la “zona de exclusión” de 30 kilómetros en torno a la planta nuclear de Chernobyl, cuya avería hace hoy 22 años contaminó vastos territorios en Ucrania, Bielorrusia y Rusia.
La Administración de la central informó de que las visitas de los habitantes, que fueron evacuados de esa zona tras la catástrofe atómica, son posibles gracias a las actividades de desactivación y a las medidas de seguridad tomadas en los últimos años.
En Kiev, el presidente de Ucrania, Víctor Yúschenko, asistió a un acto fúnebre y una misa ante el monumento a los Héroes de Chernobyl, las personas que participaron en las dramáticas primeras labores de limpieza tras la mayor catástrofe nuclear de la historia.
El reactor número cuatro de la central nuclear de Chernobyl fue escenario de una cadena de explosiones en la madrugada del 26 de abril de 1986, aunque las autoridades soviéticas ocultaron la tragedia a la población durante dos días.
La central, cuya avería fue provocada por una conjunción de errores humanos, técnicos y de construcción, esparció hasta 200 toneladas de material fusible con una radiactividad de 50 millones curies, equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima.
Más de 600 mil “liquidadores” -bomberos, soldados, funcionarios y voluntarios soviéticos- combatieron durante semanas contra la radiación en condiciones “paupérrimas” -sin trajes ignífugos ni cascos- lo que a la postre les supondría a muchos la muerte o la invalidez de por vida.
Las autoridades ucranianas se proponen desactivar por completo la planta y el territorio adyacente para el año 2018, y “enterrar para siempre” las 200 toneladas de combustible nuclear que aún está almacenado bajo el reactor accidentado.
En septiembre del pasado año, el consorcio francés Novarka firmó un contrato para construir un segundo sarcófago sobre el cuarto reactor y se comprometió a garantizar la seguridad de la central, a los trabajadores de la misma, el entorno natural y la población circundante durante los próximos cien años.
El actual sarcófago que cubre el reactor ya presentaba grietas y registraba fugas radiactivas, por lo que la compañía estatal rusa Atomspetsstroy terminó recientemente unas obras de modernización que garantizarán su seguridad durante 15 años, suficientes para erigir el segundo molde de hormigón.
El nuevo sarcófago, que cubrirá al actual de acero y hormigón, será un cubo con una longitud de 257 metros, una anchura de 150 y una altura de 108 metros.
Efectos
Los efectos del desastre nuclear de Chérnobil no han cesado y, por el contrario, la contaminación radiactiva que originó esa explosión ha aumentado en algunas zonas.
Señala el profesor ruso, Alexey Yablokov, que las partículas radiactivas han ido descendiendo con el tiempo a la superficie terrestre, afectando también el subsuelo y contaminando los productos agrícolas.
Este problema no afecta únicamente a Rusia, Ucrania y Bielorrusia, los tres países más perjudicados por la explosión del reactor nuclear, sino también a países de Europa occidental.
Incluso Estados Unidos fue directamente afectado a través de la importación de alimentos provenientes de zonas contaminadas de Europa, días después de la explosión.
Los cánceres inducidos por la radiación han costado o costarán la vida de 9 mil personas.
Se han registrado 4 mil casos de cáncer de tiroides en niños, los que han podido ser tratados
exitosamente.
Se ha observado un fuerte incremento de cataratas entre los trabajadores que limpiaron los escombros de la planta de Chérnobil y la población infantil.