La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos ha ampliado su presencia en la frontera con Canadá durante los últimos meses, generando una serie de enfrentamientos con las autoridades de esa región estadounidense.
El fiscal federal Jeff Sullivan le envió el mes pasado una misiva breve a la Patrulla Fronteriza, con un pedido simple: Que le dejen de mandar casos sin importancia de posesión de marihuana.
"Desde hace tiempo ha sido nuestra política el usar los limitados recursos federales para enfrentar a las bien organizadas agrupaciones criminales que ingresan millones de dólares en drogas, armas y demás contrabando por nuestras fronteras", escribió Sullivan en noviembre.
La misiva de Sullivan es uno de los enfrentamientos generados luego que la Patrulla Fronteriza ha ampliado su influencia en la región. Los decomisos de marihuana que ha realizado han sido en caminos y carreteras estatales.
Las comisarías, granjeros y un legislador estadounidenses han dejado en claro su posición respecto al incremento de la presencia de la patrulla y sus observaciones no siempre han sido positivas.
Los enfrentamientos dan una nueva luz con respecto a la expansión de la agencia en la frontera norte del país.
Más de mil 100 agentes han sido destacados en la fronteras desde el 11 de septiembre de 2001, cuatro veces su número antes de los atentados terroristas de esa fecha. Se contratarán cientos de agentes más el año siguiente.
Los agentes pueden levantar retenes a una distancia de hasta 160 kilómetros (100 millas) de la frontera, abordar autobuses de pasajeros y revisar terminales de transporte público que no están cerca de la frontera. Ademas, la patrulla, que forma parte del Departamento de Seguridad Nacional, ha preparado retenes en otros estados del norte del país, como Vermont, Nueva York y Maine.
Este tipo de autoridad, algo relativamente nuevo para la gente en Washington, ha generado controversias.