Pakistán ha incrementado las medidas de seguridad respecto a su arsenal nuclear a pesar de no tener constancia de amenazas específicas contra él, aseguró ayer uno de los responsables de esas armas.
El comando de control incluye una Fuerza de 10 mil soldados que custodian las instalaciones de armas nucleares, dijo el general Jalid Kidwai, jefe de la División paquistaní de Planes Estratégicos, encargado de la seguridad del arsenal.
“El estado de alerta se ha incrementado en los últimos seis meses”, dijo ante los medios el general, quien añadió que no hay constancia de conspiraciones terroristas para hacerse con el control de las armas o para fabricar una “bomba sucia” de material radiactivo.
“No hay un escenario concebible, político o violento, por el que Pakistán pueda caer en manos del extremismo de Al Qaeda o los talibanes”, estimó el general Kidwai.
Tras calificar las bombas atómicas como “armas de último recurso”, el general Kidwai afirmó que su país podría usarlas en el caso de hostilidades que llevaran a una “pérdida de territorio, destrucción grave de nuestras fuerzas o pérdidas económicas”, pero añadió: “Espero no llegar nunca a eso”.
El general, que ya había hablado en otras ocasiones con diplomáticos en Islamabad, insistió en las salvaguardas del sistema de control, preparado para hacer frente a cualquier uso accidental o no autorizado.
En los últimos días, varios dirigentes paquistaníes, incluido el presidente, Pervez Musharraf, han intentado calmar la inquietud de la comunidad internacional sobre un supuesto peligro de que el arsenal del país pueda caer en “malas manos”.
Pakistán ha sufrido un brutal incremento de la violencia en los últimos meses, con decenas de atentados suicidas de integristas islámicos y varias ofensivas en marcha del Ejército en zonas del oeste y el norte de su territorio.
Además, el país se vio salpicado en el año 2004 por un escándalo de proliferación nuclear que contó supuestamente con la participación del “padre” del programa atómico paquistaní, Abdul Qadeer Khan, quien asumió su participación en una Red internacional para suministrar tecnología nuclear a Libia, Irán y Corea del Norte.