Los regidores de Torreón y Gómez Palacio se han abierto a capa y espada para mostrar nuevamente a la sociedad el nulo interés que tienen por realizar su trabajo. En el caso de Torreón siete ediles han pedido licencia a su cargo para buscar una diputación local, mientras que en Gómez Palacio las sesiones de Cabildo duran tan sólo tres minutos… esto cuando hay, porque también son especialistas en suspenderlas sin previo aviso. Eso sí, todos puntualmente cobran un jugoso sueldo mensual que para el grueso de la población resulta el ingreso de varios meses de trabajo.
Y es que en Torreón los regidores ganan la nada despreciable cantidad de 37 mil pesos, mientras que en Gómez Palacio los ediles cobran cerca de 25 mil. En este trabajo no hay horario, tampoco es necesario comprobar asistencia, de ahí que sea común ver solas las oficinas donde en teoría los regidores deberían de atender a los ciudadanos.
En octubre Coahuila celebrará su proceso electoral para renovar el Congreso local, esto motivó que siete de los 16 regidores que conforman el Cabildo de Torreón anunciaran que dejarían su cargo para buscar ser diputados. En palabras llanas dejan tirada la chamba a mitad de la Administración de José Ángel Pérez para buscar una nueva posición política, pero sobre todo un mayor sueldo. Esto a pesar de que los regidores ganan la nada despreciable cantidad de 37 mil pesos, los cuales sin embargo, son poco comparado al sueldo de un diputado que actualmente oscila en los 62 mil pesos, más 25 mil pesos por apoyo parlamentario y 20 mil pesos para gastos de gestoría. Es decir más de cien mil pesos.
Obviamente el interés económico es mayor al compromiso con la sociedad, sin embargo, el pedir licencia cuando a la actual Administración todavía le queda un año y cinco meses, no será impedimento para que en los días de campaña dichos políticos juren y perjuren que en el Congreso se sacrificarán por el pueblo para promover iniciativas a favor de una sociedad más democrática, vaya, prometerán trabajar lo que nunca hicieron como regidores.
En este escenario llama la atención la poca moral que tienen los políticos para siempre prometer lo mismo y eternamente dejar la chamba tirada para colgarse de una nueva liana. En Coahuila, como en todo el país, los políticos son expertos en imitar a los chapulines y brincar de puesto en puesto sin mayor problema.
Obviamente los regidores únicamente piden licencia, ya que en caso de no obtener una silla en el Congreso de Coahuila sin en el menor pudor regresarán a cobrar su sueldo en la presidencia municipal de Torreón. En este escenario surge una pregunta, ¿por qué si el Ayuntamiento puede trabajar con once regidores, los ciudadanos le pagamos a 18? Vaya, los mismos políticos nos están demostrando que no es imprescindible tener tanto edil.
En el otro lado del río Nazas la historia es similar, es cierto en Gómez Palacio todavía nadie pide licencia para buscar una diputación en el Congreso de Durango, pero esto porque aún no son los tiempos para hacerlo, sin embargo, ya algunos sueñan con una curul. Mientras llegan los tiempos electorales los regidores aprovechan para hacer “como que trabajan”, celebrando sesiones de Cabildo de tres minutos. ¿Acaso en Gómez Palacio todo es perfecto y ningún problema merece ser llevado a la mesa de Cabildo? A esta conclusión se llega después de que ni regidores priistas, ni panistas, llevan temas para discutir y analizar en el Cabildo. Vaya, en Gómez Palacio el trabajo en Comisiones simplemente no existe.
En estos días algunos regidores gomezpalatinos se fueron de vacaciones, la pregunta es ¿de qué están cansados? Debido a que no son empleados municipales no se les puede descontar su salario, así que sin ningún temor faltan a su conveniencia.
Tal vez uno pudiera “entender” que los regidores del PRI no cuestionen la chamba que hace el alcalde, Ricardo Rebollo, por ser del mismo partido, pero el que ya ni los ediles panistas se preocupen por cuestionar el curso de la Administración y promover el trabajo de las comisiones, evidencia el verdadero interés de algunos políticos: cobrar por no hacer nada.
Incluso en días pasados el alcalde, Ricardo Rebollo, reconoció que aunque los regidores tienen muchas facultades que les otorga la Ley para realizar propuestas a favor de su municipio: “no las aplican, no las ejercen, yo he hablado con ellos, con las dos fracciones, pues no están en un ritmo tan adecuado como la sociedad quisiera, pero no soy su papá ni mucho menos para hablarles duro, soy el presidente municipal, yo los exhorto, pero no les puedo obligar”, dijo.
Entre algunas de las funciones que deberían desempeñar los regidores de ambos municipios se encuentran: Vigilar que se cumplan los acuerdos y disposiciones del Cabildo; Vigilar los ramos de la Administración o asuntos que el Cabildo les encomiende, a través de comisiones (...); Informar acerca de las comisiones y asuntos que les fueren encomendados; Presentar los dictámenes correspondientes a su comisión (...); Proponer al Cabildo acciones para el mejoramiento de los servicios públicos y para el desarrollo del Municipio, acudir con derecho a voz y voto a las sesiones del Ayuntamiento (...); Vigilar el funcionamiento de las dependencias administrativas (...); Presentar su programa anual de trabajo (...) entre otras actividades más.
Actividades que por desgracia en Gómez Palacio prácticamente son letra muerta y en Torreón no son ningún impedimento para dejar la chamba tirada en busca de una diputación.
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