La misión médica enviada a Colombia por el presidente francés Nicolás Sarkozy para brindar atención médica a la ex candidata Ingrid Betancourt regresó hoy a París, luego que las FARC le negaran el acceso al campamento donde está cautiva.
Autoridades de la base militar Catam informaron que el avión francés Falcon 50, que estuvo estacionado desde el jueves pasado en una de las pistas de esta unidad castrense, al occidente de Bogotá, despegó esta tarde con rumbo a Francia.
El gobierno del presidente Sarkozy ordenó el regreso de la aeronave con el personal médico francés, después de conocer la posición del secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Sarkozy envió la misión humanitaria con el objetivo de prestar atención médica de urgencia a Betancourt, ante las versiones de que su estado de salud es de extrema gravedad.
Según diversas fuentes de la Iglesia católica colombiana, la ciudadana colombo-francesa, secuestrada el 23 de febrero de 2002, padece hepatitis B y paludismo, entre otras enfermedades tropicales.
En un comunicado difundido el martes, las FARC afirmaron que la misión médica francesa era 'improcedente', porque el gobierno de París no concertó la decisión con el grupo guerrillero.
Los jefes insurgentes no hicieron referencia al estado de salud de Betancourt, quien es considerada la rehén de mayor relevancia política entre los 40 secuestrados que las FARC pretende canjear por 500 guerrilleros presos en Colombia y Estados Unidos.
El grupo guerrillero dejó claro que sólo dejará libres a los rehenes mediante un canje por rebeldes presos, previo despeje militar de los municipios de Pradera y Florida, en el suroccidente de Colombia.
Entre enero y febrero pasados, las FARC liberaron a seis rehenes en respuesta a gestiones realizadas por el presidente venezolano Hugo Chávez y la senadora opositora colombiana Piedad Córdoba.
Sin embargo, tras el bombardeo del 1 de marzo pasado del Ejército colombiano a un campamento clandestino de las FARC en territorio ecuatoriano, en el que murieron 26 personas, entre ellas el segundo jefe guerrillero, Raúl Reyes, los contactos quedaron suspendidos.