Julieta se presentará en varios estados del país. (El Universal)
El Universal
MÉXICO, DF.- “Llegué al DF de vacaciones y me quedé, esa es mi historia”, relata Julieta Venegas, “todo lo que ha pasado después fue por eso”. El después incluye la venta de más de cuatro millones de discos; cuatro CDs de estudio y un MTV Unplugged; colaboraciones con Miguel Bosé, Paulina Rubio, Coti, Celso Piña, Mastretta. Un Grammy, tres Grammy Latino, cinco MTV Latino y hasta un Ariel.
Su historia en la música comenzó bien. Desde pequeña estuvo involucrada con las artes en general pues sus padres eran fotógrafos de profesión. Estudió música desde los ocho años. Esa época de infancia fue marcada por un disco: Amor Eterno, de Rocío Dúrcal.
Ya de adolescente Julieta cambió las canciones de Juan Gabriel por las propias y tuvo su primer gran éxito: Pobre de Ti, tema que compuso para Tijuana No, aquella banda que durante un par de años alcanzó la fama por esa única canción; one hit wonder para el grupo pero el inicio para aquella milagrosa mujer.
Es entonces cuando, a sus 22 años, Julieta rompe con todo. “Me vine de Tijuana por una inconformidad y por una decisión casi instintiva de supervivencia, de decir, aquí no me hallo”. Llegó a la Ciudad de México y se quedó. Era la década de 1990, cuando el rock en tu idioma era ya un éxito comprobado.
Ella con un acordeón y un par de ex compañeros de Tijuana No se subía a los escenarios, a todos los escenarios.
El viernes con La Maldita en Rockotitlán, el sábado en algún masivo en CU y la siguiente semana con cinco grupos más en un antro del Toreo. Siempre abriéndole a los demás, cantando aquellas canciones que aún no habían sido grabadas en CD alguno hasta el momento.
Entonces comenzó la Julieta que ahora conocemos. Cantó de viva voz con Ely Guerra y Aurora y la Academia, buscó “Calaveras y Diablitos al lado de Los Fabulosos Cadillacs, convivió con la generación Ñ. Hizo música “En el País de no Pasa Nada” y padeció algunos “Amores Perros”. Regresó a Juan Gabriel quien estuvo “Siempre en mi Mente”.
Dijo “Sí” a la sensualidad que tenía escondida. Le echó un poco de “Limón y Sal” a las heridas y se desconectó acompañada de La Mala Rodríguez, Gustavo Santaolalla y algunos otros amigos.
