El jefe del Ejército colombiano, general Mario Montoya, renunció ayer al cargo en medio de un escándalo por las ejecuciones extrajudiciales cometidas, al parecer, por miembros de su institución. (EFE)
Dimite el general Mario Montoya en medio de un escándalo de ejecuciones extrajudiciales ometidas por militares.
El presidente Álvaro Uribe designó ayer a un nuevo comandante del Ejército tras la renuncia del general Mario Montoya, acosado por un escándalo de ejecuciones extrajudiciales y que ya había costado la purga de 27 militares.
“Se ha tomado la decisión de nombrar al mayor general Óscar González comandante del Ejército”, dijo Uribe en una declaración a los periodistas en el comando aéreo militar de Bogotá antes partir a una ciudad de la costa caribeña.
González es desde hace dos años el jefe del llamado Comando Unificado del Norte -que agrupa Ejército, Armada, aviación en la zona del Caribe- agregó Uribe, explicando que el oficial ya había sido informado de la decisión.
En una reunión temprano en la casa de Gobierno, narró Uribe, el saliente comandante insistió en dejar su cargo. “Le dije ‘general no renuncie usted, ha hecho una labor operativa muy buena, excelente’... él insistió por diferentes razones”, dijo el presidente sin dar otros detalles de la dimisión del alto oficial.
Temprano, Montoya leyó una breve declaración en el comando del Ejército anunciando su salida.
“La política de seguridad democrática definitivamente cambió la vida de los colombianos, se constituyó en la guía y misión para el Ejército que hasta hoy comando”, dijo Montoya al leer su declaración. La llamada política de “seguridad democrática” fue implantada por Uribe al comienzo de su gestión en 2002 y consiste en el combate frontal contra grupos armados ilegales.
“A partir de ahora, como general en retiro, profeso las mismas convicciones de fe... por el Ejército”, dijo Montoya, de 59 años, 39 de ellos en las fuerzas militares.
El oficial había asumido el cargo de comandante del Ejército en abril de 2006.
Montoya no explicó claramente las razones de su dimisión, pero su nombre quedó expuesto luego que el Gobierno de Uribe retirara del servicio activo el 29 de octubre a 27 uniformados, incluyendo a tres generales, alegando negligencia en casos de denuncias de ejecuciones extrajudiciales.
Aún no está claro quién y cómo fueron ordenados los últimos casos conocidos de al menos 11 hombres, oriundos de la barriada de Soacha, al Sur de Bogotá; muertos a manos del Ejército y presentados como bajas en combate en una región del Noreste colombiano.
Las denuncias que sacuden a esa fuerza se producen al final de un año que paradójicamente fue el de las más grandes victorias contra su mayor adversario de décadas: las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), incluyendo el rescate el 2 de julio pasado de 15 secuestrados -entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres estadounidenses-, en una operación que fue seguida por Montoya paso a paso.
‘Que pague sus culpas’
“Si renunció, tiene su pecado”, dijo Luz Palacio, madre de Jader Andrés Palacio, de 22 años, uno de los desaparecidos en agosto de Soacha y encontrado muerto ese mismo mes en Ocaña, un poblado al Noreste de Colombia.
Tras la renuncia del general Mario Montoya, jefe del Ejército colombiano, la mujer señaló, “si él (Montoya) estaba ‘untado’ (involucrado) en la desaparición de los hombres de Soacha y de todas partes donde están reclutando (personas) y aparecen muertos, que se vaya a la cárcel y que pague”, agregó la mujer en el Congreso, donde asistió por la mañana a una sesión citada por senadores para discutir precisamente casos de ejecuciones extrajudiciales.
Montoya era visto por observadores como un oficial de oscuro expediente castrense, al punto que en agosto pasado un paramilitar desmovilizado denunció ante la Fiscalía General que supuestamente el jefe del Ejército había tenido nexos a comienzos de esta década con Ever Veloza, alias HH, un reconocido jefe de esas bandas armadas ilegales, actualmente en prisión. Montoya negó la denuncia y pidió a la Fiscalía investigarlo.
Para activistas, la salida de Montoya fue un primer paso en la depuración de Las Fuerzas Armadas colombianas, de más de 400 mil miembros.
“Recibimos esta noticia con beneplácito. El general Mario Montoya había sido reseñado en múltiples informes de derechos humanos cometiendo violaciones... desde los (años) 70”, dijo en diálogo telefónico Iván Cepeda, del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes del Estado.
El principal grupo opositor, el Partido Liberal, también reanudó sus reclamos por la dimisión del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.