El presidente de Paraguay, Nicanor Duarte (derecha), entregó ayer su renuncia al cargo al presidente del Congreso, Miguel Saguier para poder asumir en julio un escaño en el Senado. (EFE)
El presidente paraguayo, Nicanor Duarte, dio ayer por terminadas anticipadamente sus funciones, al renunciar al cargo ante el Congreso para asumir, el 1 de julio próximo, un escaño en el Senado por el partido que será opositor a partir de agosto.
La renuncia de Duarte, que se produce 53 días antes de terminar su mandato y de que asuma el poder el presidente electo, Fernando Lugo, deberá ser aceptada o rechazada por el Congreso, cuya sesión conjunta de los 45 senadores y 80 diputados fue convocada a ese efecto para hoy.
“El pueblo paraguayo sabe que he sido candidato a senador de la Nación y que la banca la gané encabezando la lista más votada por el electorado nacional”, dijo Duarte en un mensaje al país que leyó tras presentar la carta con la renuncia al presidente del Congreso, Miguel Abdón Saguier.
Añadió que por ello su dimisión “obedece a una exigencia constitucional para seguir sirviendo al pueblo paraguayo desde el Poder Legislativo”.
Sin embargo, hay una fuerte resistencia en parte de la Oposición e incluso algunos legisladores del Partido Colorado, que han adelantado que no asistirán a esa sesión para que no haya quórum y forzar a Duarte a cumplir su mandato, el 15 de agosto próximo, cuando Lugo asumirá la jefatura del Estado.
Además, la Oposición, que trató infructuosamente de impugnar la candidatura al Senado, se opone a que Duarte asuma el escaño porque considera que quiere escudarse en los fueros para no ser llevado a los tribunales ante eventuales denuncias de corrupción.
También argumentaron una supuesta violación de la Constitución, que ya garantiza al gobernante un escaño en la Cámara Alta como senador vitalicio, con voz, pero sin voto.
Por su parte, Duarte rebatió en su discurso que su intención sea buscar los fueros especiales y dijo que la Constitución ya se los concede como senador vitalicio.
El objetivo de los detractores de Duarte es impedir su juramento el día de la instalación del nuevo Congreso, con lo cual quedaría inhabilitado, aunque algunos legisladores consideran que no existe impedimento para que ocupe su escaño después del 15 de agosto, tras el traspaso de poderes.
“Espero que los senadores y los diputados puedan cumplir el mandato constitucional de rechazar o aceptar mi renuncia. El no-tratamiento sería un incumplimiento de los deberes y atribuciones del Congreso”, aseveró el mandatario saliente, quien destacó que su elección fue legitimada a través de una “altísima votación”.
En los comicios del 20 de abril pasado la lista “colorada” al Senado con Duarte como número uno obtuvo 509 mil 907 votos frente los 507 mil 413 del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), principal agrupación de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), la colación que llevó a Lugo al poder.