No cabe duda que somos el país de al revés. Podría poner mil ejemplos pero prefiero ir directamente al grano y esto pasa por el futbol. Años y años soñando con tener jugadores participando en las mejores ligas europeas y cuando se va logrando, los propios dirigentes de los equipos mexicanos tientan, y en muchos casos logran, regresar a casa al foráneo.
El América anuncia, con bombo y platillo, la recontratación de Pavel Pardo, vendido al Stuttgart hace un par de años. Nadie puede dudar de la calidad del recuperador de la Selección Nacional ni del aporte que al medio campo azulcrema hará, pero siempre queda el regusto amargo de que al jugador mexicano no le gustan los retos o las incomodidades, (es un decir, pues sus salarios no los ven juntos ni miles de paisanos que cruzan la frontera a rifársela en serio), que implica vivir lejos del terruño.
Las Chivas forcejean para traer de regreso a Aarón Galindo, salido de huida luego del triste caso del dopaje y en permanente duelo de aberraciones jurídicas con Cruz Azul y su apoderado estrella, el señor licenciado Víctor Garcés.
Galindo no trascendió en su paso por el Viejo Mundo pero llegaría al chiqueo y arropamiento que brinda jugar en el cuadro más popular de México y eso no es para despreciar.
El mismo club tapatío mostró un desmedido interés e incluso trajo a entrenar en sus instalaciones al sobrevaluado Nery Castillo y no insistieron en el fichaje porque el pesadito chaval dijo no tener “ninguna intención” de jugar con los rojiblancos.
Lástima, nos hubiera hecho un gran favor, como se lo hace a la Selección. Cruz Azul, para no desentonar, ya lanzó su anzuelo y pujó por los servicios de un neoeuropeo como Omar Bravo, quien apenas está terminando de decorar la casa en La Coruña y ya lo quieren de retache. Lamentable a todas luces sería que el mochiteco hiciera tan poquito esfuerzo por triunfar en España. Ojalá reflexione.
Pero no solamente los equipos giran su cabecita al horizonte europeo en pos de nuestros gladiadores, no señor, también los propios futbolistas piden a gritos su repatriación y ahí tenemos el caso de Carlos Salcido quién, emulando a otro gran jugador del Guadalajara, José Villegas, mejor conocido como el “Jamaicón”, externa su nostalgia y el ansia de volver a comer “picosito”.
Santos se anotó un diez desde el punto de vista mediático al traer para la Liguilla a Cuauhtémoc Blanco, aunque éste tiene contrato vigente en el “gabacho” por lo que seguirá jugando con Chicago Fire.
Afortunadamente quedan elementos que tienen carácter y agallas para retar al destino y quedarse a triunfar allá, donde tanto trabajo les costó llegar. Bien por los Márquez, Guardado, Moreno, Osorio, Vela, Gio y hasta Toño de Nigris, que corriendo la legua se niega a volver derrotado.
“Regreso sin Gloria” puede ser el título de la próxima película actuada por puros repatriados.