Las aves acuáticas son de las especies que se permiten cazar de manera deportiva en las reservas; cualquier otro caso se considera como un delito.
El Siglo de Durango
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) recibió el reporte de los habitantes de las comunidades cercanas a la reserva de la biosfera de Mapimí; al acudir a revisar la zona se encontró con que uno de los dueños de las propiedades que forman parte del área protegida había emprendido obras de trabajo para construir una brecha causando daños a la superficie del lugar y a algunas especies vegetales.
“Si bien la brecha no pasaba por el núcleo de lo que es la reserva de la biosfera de Mapimí, sí causaba impacto directo al territorio. Ante esto emprendimos un proceso administrativo en contra del propietario del terreno; actualmente se está analizando el daño porque es muy probable que esto llegue hasta el Ministerio Público”, confirmó el delegado de Profepa, Paulino Córdova Quiñones.
HISTORIA
En 1977 se determinó que 103 mil hectáreas de extensas llanuras y pequeñas serranías de Mapimí y Tlahualilo, al noroeste de Durango, serían áreas protegidas al integrar la reserva de la biosfera de Mapimí, a la que también pertenecen los municipios de Jiménez y Sierra Mojada, pertenecientes a los estados de Chihuahua y Coahuila, respectivamente.
A esta reserva pertenecen la Zona del Silencio y el Bolsón de Mapimí; los habitantes narran historias sobrenaturales que imperan en todo lo que abarca ese sector y eso es lo que ha atraído a cientos de investigadores de México y todo el mundo, además de los turistas. De ahí que se tomara la determinación de crear un cerco que protegiera las partes donde más se presentaba extracción de flora, sobre todo de cactus, al tratarse de especies únicas.
DAÑOS
Con la construcción de la brecha que detuvo la Profepa se dañó una superficie de una hectárea y media con tres metros de anchura. La obra consistió en “barrido” de una máquina para limpiar el camino, perjudicando especies vegetales que se encontraban en el trayecto y afectando la fauna que habita o se beneficia de las plantas.
“Esto pasa principalmente por desinformación, la gente ignora el potencial ambiental de la riqueza que se tiene en zonas como la reserva de la biosfera de Mapimí. Detectamos en años anteriores a turistas que se metían hasta el núcleo de la zona, encendían fogatas, cortaban arbustos y especies vegetales endémicas, por eso optamos por cerrarla al público y vigilar especialmente en temporada vacacional”, complementó el Delegado de Profepa.
LA MICHILÍA
Una superficie de 35 mil hectáreas conforma la reserva de la biosfera conocida como La Michilía, decretada así desde 1979, enclavada en los municipios de Súchil y Mezquital, del estado de Durango, colindantes con el estado de Zacatecas.
La altitud varía de los mil 700 a los dos mil 900 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que favorece la presencia de especies animales como el puma, águila, coyote, venado cola blanca y la cría del lobo mexicano, animal en el que se ha puesto especial énfasis pues se encontraba en peligro de extinción hace algunos años.
“En La Michilía vamos avanzando mucho en la cuestión de caza deportiva, lo que más se encuentra en este lugar es el guajolote, puerco espín y las aves acuáticas. Tenemos que controlar la sobrepoblación de estas especies para que no causen daños a otras, así se mantiene el equilibrio del ecosistema”.
Paulino Córdova agregó que en octubre del año pasado realizaron la detención de tres cazadores furtivos procedentes del Distrito Federal, a quienes se les decomisó el armamento que empleaban; en lo que va del 2008 no hay reportes de cazadores en la zona”, concluyó.
(NUMERALIA)
103,000 hectáreas conforman la reserva de la biosfera de Mapimí
35,000 hectáreas integran la reserva de la biosfera de La Michilía
