Las primeras versiones indican que el avión, modelo MD-82 con número de vuelo JK5022, acababa de despegarse de la pista cuando su motor izquierdo se incendió. (AP)
Los equipos de rescate españoles han rescatado con vida sólo a 26 de las 175 personas que viajaban en el avión accidentado hoy en el aeropuerto Madrid-Barajas, por lo que el número de fallecidos podría llegar casi hasta 150.
A la espera de un comunicado del gobierno español, del aeropuerto o de la aerolínea Spanair, los únicos datos disponibles hasta ahora son los proporcionados a la prensa local por rescatistas y funcionarios de los hospitales a donde fueron trasladados los heridos.
Los informes coinciden en señalar que más de 100 personas murieron en el percance pero sin precisar el número exacto, pues los equipos de rescate continúan trabajando en el lugar, un pastizal ubicado al final de las pistas del aeropuerto madrileño.
Coinciden también en que hasta ahora sólo hay 26 sobrevivientes, quienes reciben atención médica de emergencia en varios hospitales cercanos a la terminal aérea.
Las cifras han aumentado constantemente desde que se produjo el accidente, cerca de las 14:35 horas locales (12:35 GMT), mientras rescatistas y testigos han descrito que la aeronave se calcinó casi por completo, lo mismo que la mayoría de sus ocupantes.
Las primeras versiones indican que el avión, modelo MD-82 con número de vuelo JK5022, acababa de despegarse de la pista cuando su motor izquierdo se incendió, por lo que se precipitó a tierra sobre un pastizal aledaño a la terminal aérea.
En la aeronave viajaban en total 175 personas: nueve tripulantes y 166 pasajeros (entre ellos dos bebés), en un vuelo que operaba en código compartido con otro de la alemana Lufthansa, el LH255.
Unos 500 agentes de los cuerpos de emergencia y seguridad, 20 coches de bomberos y de otras corporaciones acudieron al lugar del siniestro, mientras los heridos fueron llevados a hospitales como La Paz, Ramón y Cajal y otros de la Comunidad Autónoma de Madrid.
La autoridad del aeropuerto Madrid-Barajas habilitó salas para la atención sicológica de los familiares, y lo mismo ocurrió en el aeropuerto de Gran Canaria.
Tras el accidente la autoridad de la Torre del Aeropuerto cerró las operaciones de salida, pero después se decidió declarar el estado de emergencia y suspender todas las actividades por más de una hora para dar paso a todas las ambulancias y atender la emergencia.