Los magistrados y jueces protestan por el intento de ser vigilados y supervisados no sólo en su función jurisdiccional sino también en su intimidad, sus bienes o propiedades. (Archivo)
Se pretende que empleados de los tribunales vigilen, evalúen y denuncien la conducta de los impartidores de justicia.
Jueces y magistrados federales se unieron para repudiar el proyecto de la visitaduría judicial del Consejo de la Judicatura Federal, con el cual se pretende que los empleados de los tribunales vigilen, evalúen y denuncien incluso anónimamente el desempeño, la conducta de los impartidores de justicia.
El proyecto calificado incluso de “fascista” por algunos de los juzgadores prevé que de aprobarse éste, los trabajadores puedan cuidar cuando los impartidores de justicia se presenten ebrios, “crudos”, drogados, reciban dádivas, privilegios o cambien de carros constantemente o que sean ostentosos.
Además, podrán decir si los jueces están calificados o no para desempeñar la función.
En una carta enviada al presidente del Poder Judicial de la Federación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, los magistrados y jueces protestaron por el intento de ser vigilados y supervisados no sólo en su función jurisdiccional sino también en su intimidad, sus bienes o propiedades.
La encuesta de conducta interna que de aprobarse comenzaría a aplicarse en 2009, según el proyecto del visitador, Héctor Federico Gutiérrez de Velasco, plantea que la información recabada podrá ser contestada mediante un cuestionario por los servidores públicos de los tribunales, ya sea con su nombre o en forma anónima.
El documento que se pretende aplicar en contra de los titulares de los juzgados, tribunales unitarios y colegiados, contiene preguntas como si el impartidor de justicia llegó a laborar en estado de ebridad o bajo su posterior efecto, o bajo el efecto de alguna droga o enervante; o bien si el juzgador realizó con diligencia, esmero y eficacia, su trabajo.
Otra de las preguntas que causó gran malestar entre los jueces y magistrados fue el hecho de que pudieran ser supervisados por los empleados, conforme a la siguiente pregunta: “Estudió el juzgador con acuciosidad los expedientes y proyectos en los que intervino”, o hasta si “¿observó el juez un comportamiento probo, recto y honrado?”.
O si “¿Acostumbra el juez llegar a laborar después de las 11:00 horas?”.
El documento que se hizo llegar al también presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) muestra la inconformidad de los impartidores de justicia por ser sometidos al escrutinio de sus subalternos por cuestiones como “¿acosó el magistrado sexual o laboralmente a algunas de las personas que trabaja o trabajó bajo su mando?”, o si “¿obtuvo el magistrado parte del sueldo de un subalterno?”. O si bien en el desempeño de su función “mostró actitudes misóginas”.
El proyecto de la citada encuesta de conducta también considera el que los empleados puedan decir si “el comportamiento del juez en su vida pública y privada fue acorde con su cargo”, o incluso si éste es un ejemplo profesional y moral a seguir y si el aspecto del magistrado corresponde al cargo que desempeña.
Esta encuesta que está proyectada por la Visitaduría Judicial también incluiría, en caso de aprobarse, el que los empleados señalarán si el juez actualizó sus conocimientos jurídicos estudiando los precedentes, jurisprudencias, textos legales, reformas y la doctrina relativa; o si bien el juez tuvo actitudes alardeando de su poder o su se condujo de manera prepotente, soberbia o incorrecta con el personal a su cargo.
Las preguntas que considera este proyecto de la Visitaduría Judicial y que incluso ha encontrado el rechazo entre miembros del Consejo de Judicatura Federal prevé que se evalúe a los jueces desde el hecho de hacer realizado o no actividades físicas e intelectuales con el propósito de superarse, y hasta el impartidor de justicia fue benévolo en la solución de los problemas laborales y personales de sus colaboradores.