Antes de iniciar el Clausura 2007, varios empresarios de la Comarca Lagunera solicitaron al Grupo Modelo retomar las riendas de un Santos Laguna que tenía serios problemas de descenso.
Los Guerreros y el Querétaro luchaban por mantener la categoría, pero los 11 puntos logrados en el Apertura 2006 hacían que el panorama fuera poco halagador para los de verde y blanco.
Daniel Guzmán fue mantenido en el banquillo lagunero y solicitó a la nueva directiva, encabezada por Alejandro Irarragorri, refuerzos de primer nivel para encarar los siguientes seis meses cruciales.
Unos días antes de finalizar el 2006, la cúpula albiverde anunció las llegadas de Oswaldo Sánchez, Daniel Ludueña y el regreso de Matías Vuoso.
Además, fichó al defensa central Fernando Ortiz, quien llegó del Estudiantes que se proclamó campeón argentino tras ganarle la carrera al Boca Juniors de Ricardo Antonio La Volpe.
Pero las contrataciones no se limitaron a ellos cuatro. Sin tanto cartel, pero con la misma convicción de salvar a los Guerreros, Iván Estrada y Juan Pablo Rodríguez completaron la lista de refuerzos.
El impacto fue inmediato. El Santos no sólo evadió el descenso, alcanzó los cuartos de final, en los que fue eliminado por el, a la postre, campeón Pachuca.
Sin embargo, la chequera ya había formado un trabuco, que justo un año después consiguió el tercer título de liga en la historia del club.
La llegada del ecuatoriano Christian Benítez fue clave para ser líderes generales en el Apertura 2007, pero los Pumas fueron sus verdugos en las semifinales. Fernando Arce era la pieza que faltaba y llegó para el Clausura 2008, en el que los Guerreros lograron el objetivo de proclamarse monarcas del futbol mexicano.
Ahora, Cuauhtémoc Blanco es una estrella que se suma a la constelación que el Travieso ya tenía a su cargo, porque el capital ha hecho que el Santos pase de ser un equipo que luchaba por no descender a un constante aspirante al título.