“Podemos lograr la paz si confiamos en
nuestras fuerzas militares”.
Ingrid Betancourt
El rescate de Ingrid Betancourt fue “absolutamente impecable”. Las palabras de la mujer, la candidata presidencial que fue secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC, en 2002, subrayaron un ánimo de alivio y de victoria que recorrió ayer toda Colombia y buena parte del mundo. “Creo que esto es una acción de paz para Colombia –afirmó Betancourt en una entrevista con Radio Caracol—. Podemos lograr la paz si confiamos en nuestras fuerzas militares”.
La estrategia del presidente Álvaro Uribe, tan cuestionada en algunos círculos supuestamente progresistas, e incluso criticada por miembros de la familia de la política secuestrada, que constantemente le pidieron que cediera ante la guerrilla y negociara con ella, ha rendido mejores frutos de los que incluso los más optimistas esperaban.
El presidente colombiano, cuyo padre fue asesinado por la guerrilla hace años en un intento de secuestro, se ha negado de manera sistemática a ceder ante las presiones de la guerrilla o a tratar de negociar con ella como lo hizo su predecesor Andrés Pastrana. Por el contrario, ha mantenido una estrategia de ir recuperando paso a paso el terreno que sus predecesores abandonaron a una guerrilla envalentonada y nutrida de dinero de secuestros y del narcotráfico. Muchos en el mundo predijeron que su esfuerzo sería un fracaso. Pero los resultados positivos son hoy evidentes.
En los últimos meses el Gobierno colombiano ha logrado matar al segundo en comando de las FARC, “Raúl Reyes”, el primero de marzo, a pesar de que éste se encontraba en un campamento clandestino dentro de territorio ecuatoriano. Este operativo puso al descubierto que tanto Ecuador como Venezuela otorgaban apoyo a la guerrilla y señaló también que un grupo de estudiantes mexicanos se encontraban en el campamento y al parecer recibían adiestramiento en él.
Manuel Marulanda, mejor conocido como “Tirofijo”, el líder histórico de las FARC, falleció, al parecer de causas naturales, el 26 de marzo. En mayo, por otra parte, se entregó al Gobierno Karina, llamada originalmente Nelly Ávila Moreno, una dirigente también muy importante de la agrupación guerrillera, y a la cual se acusa de haber participado en varias matanzas.
El propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha cambiado su posición ante las FARC tras la revelación de información que señala que ha dado dinero a este grupo. Si hace apenas unos meses exigía a los gobiernos de Latinoamérica y el mundo que reconocieran a las FARC como una fuerza beligerante en guerra con el Gobierno colombiano, lo cual les habría dado legitimidad, en las últimas semanas ha pedido a los dirigentes de las FARC que entreguen a los secuestrados que tienen y que dejen de realizar nuevos secuestros.
El rescate de Ingrid Betancourt, la secuestrada más famosa de las FARC, junto a otro grupo de cautivos ha sido, sin embargo, el golpe más importante de Colombia contra los terroristas. Los secuestradores habían logrado generar el síndrome de Estocolmo en la hermana y otros familiares de la secuestrada, que habían adoptado una posición de defensa de las FARC. Estos familiares, así como algunos miembros de Organizaciones No Gubernamentales, presionaban al Gobierno del presidente Uribe para que cediera a los chantajes de la guerrilla. La muerte en circunstancias no aclaradas en junio de 2007 de 11 diputados secuestrados por las FARC había generado una presión adicional en contra del presidente Uribe. El propio mandatario francés, Nicolas Sarkozy, se había unido a esta posición.
El Ejército colombiano, sin embargo, logró este 2 de julio una operación limpia e incruenta en el rescate de Betancourt y otros 14 compañeros secuestrados. Una operación menos exacta, en la que se hubieran registrado muertos, habría sido igualmente considerada un éxito. Pero las acciones de las Fuerzas Armadas fueron tan precisas que generaron festejos en las calles de Colombia. La propia Betancourt dijo: “Uribe se la jugó por nosotros”.
El peligro de las FARC no ha desaparecido, por supuesto. Hoy, cuando se muestra más debilitada, la organización podría ser más agresiva. Las distintas células que integran el grupo, y que muchas veces no tienen contacto entre sí, podrían tratar de llevar a cabo nuevos secuestros y operaciones terroristas simplemente para demostrar que siguen vigentes. Las autoridades colombianas tendrán que mostrar más cuidado que nunca en los próximos meses para evitar ataques.
No hay duda, sin embargo, que en un momento de dificultades, cuando la Suprema Corte cuestiona la legalidad de la ley que permitió su reelección, cuando sus aliados políticos son enjuiciados, el presidente Uribe ha obtenido un triunfo muy importante. Antes de este operativo era ya el presidente más popular de toda América Latina. Hoy se ha convertido en un verdadero héroe en Colombia.
ACTEAL Y LA CORTE
La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha decidido atraer el caso de la matanza de Acteal. Tiene lógica que lo haga, por la importancia de lo ocurrido y por las dudas que han quedado en las investigaciones que se han hecho con anterioridad. Pero una vez más la Corte corre el riesgo enorme de ser duramente cuestionada si su conclusión no coincide con las ideas previas sobre lo ocurrido en Acteal que tienen los grupos políticos y las ONGs de nuestro país.