Durante un mes y medio los laguneros fuimos testigos nuevamente de la fuerza del llamado Padre Nazas que, luego de 16 años, volvió a reclamar su cauce. Hoy, cerradas ya las presas que lo contienen, el río ha dejado sólo charcos y poco a poco regresa el cotidiano paisaje de sequedad, escombro y basura.
Como sucedió en 1992, muchas son las voces que en esta ocasión se han hecho oír para demandar y proponer planes de rescate del Nazas. Ayer, el Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada pidió a la Comisión Nacional del Agua empezar cuanto antes con las labores de limpieza y mantenimiento del cauce natural del río y evitar así caer en la situación de negligencia y abandono que condenó al Nazas a convertirse en un muladar durante los últimos tres lustros.
El problema actualmente no es por falta de proyectos sino de acuerdos. Entre las propuestas que se han hecho destaca la de clausurar la represa de San Fernando en Lerdo y los canales de riego que cruzan por el área urbana de la Comarca Lagunera y dejar correr el agua del río hasta el ejido La Concha en Torreón, cada ciclo agrícola.
Además de este ambicioso proyecto, hay otros como el de la demarcación del cauce hasta la Laguna de Mayrán, el saneamiento del río en la cuenca alta, la construcción de bordos de protección adecuados, entre otros. Quizá lo más sencillo es empezar por limpiar el lecho seco, quitar las fincas y establos que invaden el cauce y ahora sí establecer una vigilancia eficaz para evitar que se repitan las irregularidades que hasta antes de la reciente avenida se permitieron.
Es urgente, pues, que a partir de ya las autoridades involucradas en el tema, empezando por la Conagua, se pongan a trabajar en el análisis de las propuestas para darle al río Nazas el trato que se merece como símbolo y fuente de beneficios que es para la Comarca Lagunera. No hay que esperar a la siguiente avenida para volver a hablar del rescate. Es momento de poner manos a la obra.