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Resurge el narcoterrorismo

ACTITUDES

JOSÉ SANTIAGO HEALY

“Los Zetas controlan la entidad completa, desde las corporaciones policiacas hasta los organismos ciudadanos sin dejar a un lado los medios de comunicación.

“Su organización es compleja y sofisticada, pero a la vez muy efectiva. Opera como una corporación de franquicias, algo así como las cadenas de hamburguesas o pizzas.

“La diferencia es que aquí el negocio son los secuestros, los robos de autos y desde luego el narcotráfico, tú compras una plaza y nadie te molesta siempre y cuando pagues puntualmente por las regalías”.

Quien habla es un colega de Tamaulipas ante la mirada estupefacta de varios comensales. “Por ello Tamaulipas ya no figura entre los estados más violentos de México, Los Zetas se encargaron de enfriar la entidad y organizarla para que los negocios que opera el delito organizado rindan más frutos.

“Uno de los ingresos más jugosos es la venta de protección a las familias adineradas de la región. Un empresario acaudalado se negó a pagar su parte y fue secuestrado unas semanas después. Fue obligado a pagar 500 mil dólares por el rescate y ahora envía unos 20 mil dólares mensuales para que no lo molesten a él ni a su familia”.

—¿Y las autoridades?, indagamos.

“Obviamente están dentro de la organización. Los Zetas controlan las policías, los Ministerios Públicos y algunos tribunales. No se les escapa nada. Incluso a cada medio de comunicación le asignan un contacto para que cualquier información sea consultada antes de publicarla. Si algún periodista escribe algo que no conviene a Los Zetas, su vida está en peligro”.

Ahora se entiende el porqué la autocensura se extendió peligrosamente en los medios de la frontera Norte de México y con énfasis en Tamaulipas, Chihuahua y Baja California.

Es evidente que el narcotráfico avanza sin control en suelo mexicano a pesar de los esfuerzos oficiales por detenerlo. Lo sorprendente es el derrotero que toma en cada región.

Mientras en Tamaulipas se organiza al estilo de la mafia italiana, en Baja California la caída de los principales cabecillas del Cártel Arellano Félix provocó una lucha sangrienta al interior de la organización.

El pasado fin de semana se desató una balacera entre dos células del mismo Cártel en donde fueron acribillados quince sicarios, algunos de ellos miembros de corporaciones policiacas. El noticiero de Joaquín López Dóriga al dar la noticia dijo que ese día en Tijuana habían muerto más personas que en la guerra de Irak. El Ejército que encabeza en la II Región Militar el general Sergio Aponte Polito y el Gobierno de Baja California han asestado golpes importantes contra el crimen organizado, pero pareciera que entre más le pegan más se desparrama la violencia.

El día de la balacera el alcalde de Tijuana, Jorge Ramos, de plano recomendó a los ciudadanos que no salieran de sus casas, tal como si se viviera en una zona de guerra.

Nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde llegará este caos, pero es un hecho que la violencia no cede y que los narcos responden a cada ataque con más saña y agresividad.

Obviamente nadie quisiera vivir bajo la tutela de la mafia como en Tamaulipas, pero seguramente algunos ciudadanos llegarían al extremo de pagar unos dólares para estar seguros en vez de sufrir día tras día la incertidumbre del narcoterror en Tijuana.

¿No habrá poder humano que ponga en paz a estos malandrines? ¿Será posible que unos cuantos delincuentes y funcionarios corruptos pongan en jaque a toda una sociedad?

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josahealy@hotmail.com

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