Los “franeleros” que trabajan en los cruceros se resisten a cambiar de estilo de vida, percibe el DIF Estatal. “Hay algunos que son bien cargados y a fuerza quieren que les den dinero”. José Delgado, estudiante “No se les debe dar dinero porque en realidad no se sabe en qué lo utilizan”. Laura Alvarado, estudiante
Más de 100 adultos trabajan en las principales avenidas y cruceros de la ciudad capital desempeñándose como “franeleros”, es decir limpiando carros. Hay grupos muy consolidados que prácticamente se han adueñado de los espacios.
Pese a que el DIF Estatal implementó un programa para dotarlos de un empleo formal y sacarlos de las calles, éste no tuvo los resultados esperados. Francisco Fournier Drew, director de la dependencia de asistencia social, señala que se buscan nuevas estrategias para combatir esta labor informal.
Antes de pensar en opciones de fuentes de ingreso, cavila, lo que se debe hacer es una intensa campaña de concientización a la ciudadanía para que ya no les dé dinero pues de poco sirve que el DIF les brinde otras opciones cuando obtienen fácilmente dinero por parte de los automovilistas.
INSISTENCIA DE LA AUTORIDAD
“Estamos armando nuevas estrategias junto con el DIF Municipal. Obviamente, nuestra obligación son los niños y son nuestra prioridad y se les ayuda. Hay menores que siguen trabajando en la calle pero a veces son obligados”, platica Fournier Drew.
El ex Presidente del Colegio Médico en Durango comenta que para lograr erradicar a los “franeleros” se requiere de la participación ciudadana. “Si al dar un recurso económico, no saben a dónde va a parar, si las personas no tienen idea de cuánto gana un trabajador de la calle que es mucho más comparado con otra gente, si la gente no nos apoya, los trabajos se merman de alguna manera”, expresa.
Advierte que darle una moneda a los limpiacarros implica el riesgo de que dicho dinero sea mal utilizado y no precisamente en el sustento de sus familias.
LIMOSNEROS CON GARROTE
Aunque el DIF Estatal fungió como intermediario para que los “franeleros” se incorporaran a empresas formales, la gran parte de ellos desertó en cuanto observó que debe cumplir con reglamentos y prefirieron la libertad de estar en la calle, sin horarios ni jefes.
“Cuando les dicen las responsabilidades que tienen en su empleo renuncian. Las puertas del DIF Estatal han estado abiertas, se les han buscado recursos, se les han dado estímulos con un par de tenis, con una bicicleta para que se vayan a trabajar. Aquí el problema no es del Gobierno del Estado, el problema es de la personalidad de la gente”, especifica Fournier Drew.
En el último censo que realizó la autoridad se contabilizó entre 120 y 130 personas que trabajan en la vía pública. “Es una pelea constante entre ellos, defienden sus territorios, si llega otra persona de fuera lo corren. Los que están más fortalecidos en sus grupos son en el bulevar Domingo Arrieta, en 20 de Noviembre y Cuauhtémoc y por Heroico Colegio Militar”, relata el médico de profesión.
