Fritzl era algo más que un hombre perturbado por los malos tratos que recibió de su madre. (Archivo)
Un nuevo rasgo en la turbia y violenta personalidad de Josef Fritzl, el austriaco de 73 años que secuestró y violó a su hija durante 24 años y con la que tuvo siete hijos, fue revelado este jueves por la revista News, que señaló, citando un informe oficial, que el llamado “monstruo de Amstetten”, encerró a su madre en una habitación en el ático de su casa, donde permaneció prisionera de su hijo hasta su muerte.
Un pasaje del informe de casi 140 páginas escrito por la psicóloga Adelheid Katsner y basado en seis largas conversaciones con Fritzl, señala que éste encerró a su madre en una pequeña habitación en la que tapió las ventanas para que la mujer no viera nunca la luz del sol, en una tardía venganza de los malos tratos que recibió cuando era un niño
“Me pateaba y me pegaba hasta que me caía al suelo sangrando”, confesó Fritzl a la psicóloga. “Yo odiaba a mi madre, pero también la amaba”, dijo.
Aunque el informe no revela el tiempo en que Fritzl mantuvo a su madre encerrada en el cuarto, es posible que la mujer haya permanecido aislada del mundo por espacio de 20 años. La mujer murió en 1980 y vivió en la casa de su hijo, en la calle Ybbstr, desde 1960.
Poco después de la muerte de su madre, Fritzl comenzó a construir la cárcel para su propia hija, a la que calificó como la mujer de su vida. “Ella era mi esposa y la única persona en la que confiaba. Ella me pertenecía”, afirmó.
El contenido del informe fue filtrado a dos medios austriacos, que hace una semana publicaron algunos detalles de la personalidad sádica de Josef Fritzl.
“Nací como violador, pero me retuve relativamente largo tiempo”, dice Fritzl en un pasaje del informe, que fue elaborado para determinar si es mentalmente apto para afrontar un juicio.
“Su narración describe un clima familiar imprevisible con agresiones humillantes y sin motivo por parte de su madre. Su infancia lo predispuso para una invalidez emocional”, señala la psicóloga en el informe que fue entregado a la fiscalía.
Fritzl era algo más que un hombre perturbado por los malos tratos que recibió de su madre. En sus charlas con la psicóloga reveló que posee una “vena perversa por la cual fluye lava destructiva” y admitió sentirse como un volcán en permanente ebullición.