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Revelan que hoteles caros son blanco apetecible para terroristas

Hay una nueva tendencia a atacar hoteles, ya que pueden entrar cualquiera que esté decentemente vestido y pueda pagar por una taza de café.

Hay una nueva tendencia a atacar hoteles, ya que pueden entrar cualquiera que esté decentemente vestido y pueda pagar por una taza de café.

AP

Póngase en la cabeza de un terrorista que observa una ciudad en busca de blancos para atacar.

Está el aeropuerto, tentador pero con muchas medidas de seguridad. Está la embajada de Estados Unidos, una verdadera fortaleza rodeada por varios cordones de guardias. Y están los hoteles de lujo, a los que puede entrar cualquiera que esté decentemente vestido y pueda pagar por una taza de café.

Los hoteles caros de todo el mundo atraen numerosos empresarios, turistas y miembros de las elites locales, que colman sus bares y restaurantes para encontrarse con gente y para hacerse ver. Hay bodas, cumpleaños y banquetes de personas de la alta sociedad.

En sitios donde no abundan los servicios y las comodidades de Occidente, los hoteles caros son una conexión fundamental con el resto del mundo. El modelo empresarial que siguen exige que se le abran las puertas a huéspedes y visitantes, lo que hace casi imposible garantizar su seguridad a pesar del uso de detectores de metales, de guardias y de sistemas de seguridad de alta tecnología.

Es por eso, dicen los expertos, que ha habido tantos ataques en hoteles de Pakistán, Jordania, Afganistán y, ahora, Mumbai, donde las fuerzas de seguridad combatieron durante tres días con comandos que tomaron los prestigiosos hoteles Taj Mahal y Oberoi.

"Es obvio que hay una nueva tendencia a atacar hoteles", declaró Christopher Newberry, gerente general del Serena Hotel de Kabul, donde tres guerrilleros mataron a ocho huéspedes en enero.

La cadena Marriott está reconstruyendo un hotel en Islamabad con un muro de casi cinco metros (16 pies) de alto capaz de resistir el estallidos de bombas. En septiembre, un camión con explosivos mató a 54 personas y causó heridas a más de 250 en ese lugar, uno de varios hoteles de Pakistán que han sido blanco de ataques en los últimos años.

En los hoteles de Islamabad hay severas medidas de seguridad, incluidas barreras de cemento. Los automóviles deben atravesar puestos de control, son vigilados por cámaras y sometidos a un detector de explosivos. Abundan los soldados apostados en sitios estratégicos, detrás de bolsas de arena.

"Sigue habiendo una amenaza contra blancos diplomáticos, pero a raíz de las medidas de seguridad que se están tomando, los terroristas le apuntan ahora a los hoteles internacionales", expresó Rohan Gunaratna, experto en terrorismo, en un informe sobre el atentado contra el Marriott de Islamabad. "Muchos occidentales frecuentan esos hoteles, que son vistos como una especie de segunda embajada".

En muchos hoteles del mundo las elites locales se dan sus gustos. El hecho de que estos hoteles sean vistos como un símbolo del orgullo nacional aumenta su atractivo como blancos. Y su tamaño, con cientos de habitaciones, decenas de corredores y cantidades de sitios donde esconderse, hace que resulten difíciles de defender.

La ferviente actividad de estos hoteles atrajo a un comando suicida que en el 2005 atacó el hotel Radisson de Amán, Jordania, en el que se realizaba una boda con 300 invitados. Unas 60 personas murieron en el ataque.

"Muchos de estos hoteles son edificios famosos, lugares espectaculares, como el Taj Mahal de Mumbai", comentó Brian Jenkins, analista de cuestiones de seguridad de la Rand Corporation. "En los hoteles grandes se congregan visitantes extranjeros ilustres y miembros de las elites locales".

El Marriott de El Cairo, rodeado de verde, atrae a la alta sociedad. Muchos ricachones egipcios toman allí su té por la tarde, en mesas de mimbre, bajo sombrillas.

El hotel, un ex palacio construido en 1869 en ocasión de la visita de la emperadora francesa Eugenia, tiene media docena de restaurantes, incluido uno muy popular al aire libre, en los jardines, además de un salón de cine en el techo y un casino. Es uno de los sitios preferidos para las bodas de la alta sociedad y la farándula.

Antes era relativamente fácil ingresar al hotel, pero desde que comenzó la agitación islámica en Egipto en la década de 1990 se fueron reforzando las medidas de seguridad, especialmente después de un par de ataques con autos con explosivos contra dos hoteles de lujo en el 2004 y el 2005. Ahora los huéspedes deben pasar por detectores de metales y los autos son inspeccionados antes de ingresar al complejo.

Lo mismo sucede en Amán, donde los hoteles ahora parecen fortalezas, con barreras de seguridad, sistemas de detección de explosivos y guardias con rifles.

Magnus Ranstorp, analista de terrorismo del Colegio para la Defensa Nacional de Suecia, dice que los terroristas a menudo atacan hoteles para paralizar la industria turística, que es vital para países como Egipto.

"No importa cuántas medidas de seguridad tomen. Hay muchos hoteles que son blancos fáciles", manifestó. "Otras organizaciones terroristas deben estar observando lo sucedido en Mumbai y seguramente tratarán de imitar este ataque, porque da la impresión de que lograron lo que se proponían".

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Escrito en: matanzas

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