Quienes han seguido de cerca la transformación de Vaqueros Laguna, de cara a la temporada 2008 de la Liga Mexicana de Beisbol, coinciden al señalar que el pitcheo es el departamento que en realidad preocupa, a pesar de los nuevos nombres en el staff, como Vinicio González, Juan Delgadillo, Fernando Barreras, Juan Antonio León, Héctor Chavarría y Baudel Zambrano. Ya se tiene en la pretemporada a Dave Matthew Elder, pero falta por conocerse el cuarto refuerzo extranjero.
Hace un año el staff de inicialistas estaba integrado por Jeff Blitstein, Alberto Manrique, Steve Smyth, Aarón Acosta y Joel Navarro o Jorge Luis Ibarra en lucha por el quinto lugar en la rotación de abridores. Finalmente se optó por Joel Navarro, en una decisión todavía inexplicable, el nayarita pasó sin pena ni gloria a los Dorados de Chihuahua, mientras que el zurdo Ibarra hoy pertenece ya a los Diamondbacks de Arizona.
Hoy el único abridor que repite en el rol de inicialistas es Alberto Manrique, por lo que Vaqueros Laguna tendrá en un 80 por ciento una nueva rotación de abridores, situación que es una clara muestra de lo mucho que preocupa este aspecto a la dirigencia de la novena naranja. Los nuevos lanzadores que llegaron, de cara a la nueva temporada, proceden de la Zona Sur, lo que viene a ser una desventaja por las condiciones de un escenario como el Estadio de la Revolución, en donde lanzadores consagrados han fracasado.
Dentro del desfile de 11 refuerzos extranjeros que Vaqueros Laguna tuvo en 2007, por ahí estuvo un lanzador estadounidense, Ed Yarnall, derecho de excelente control y buenas cualidades, que salió de la novena naranja debido a una lesión. Si Yarnall está sano de su brazo debería ser considerado como uno de los abridores, por ser un elemento ya familiarizado con el escenario e incluso con la ciudad.
En busca también de una buena opción para el abridor extranjero que se pretende, podrían anotarse los nombres de los venezolanos Rosman García, Víctor Moreno y Lino Urdaneta, así como el dominicano Benito Báez. Estos cuatro lanzadores estarán en la pretemporada de los Diablos Rojos del México, pero sólo dos serán seleccionados, por lo que habrá dos disponibles para hacer una elección adecuada.
En este punto cabe recordar que en 2007 Vaqueros Laguna tuvo en sus filas a dos lanzadores venezolanos, Horacio Estrada y Francisco Buttó, cuyo comportamiento fuera del terreno no fue del todo correcto, lo que podría pesar en contra de sus coterráneos, hoy en el campamento de los Diablos Rojos del México. No olvidar al cubano Adrián “Duquecito” Hernández, lanzador de extraordinarias cualidades, pero en dos ocasiones sin alcanzar su nivel con Vaqueros Laguna, este antillano de estar sano de su brazo tampoco debe descartarse.
Al diluirse las opciones de Alberto Castillo y Jesús Matos, la directiva de Vaqueros Laguna ha tratado de no precipitarse, por lo que el nombre de ese inicialista extranjero podría conocerse hasta el primer corte en ligas mayores, alrededor del 15 de marzo. Esta opción podría verse reforzada con la intervención de los Diamondbacks de Arizona, una organización de ligas mayores hoy muy ligada a la institución lagunera, a través de un convenio de trabajo.
Con toda razón José “Calili” Aguilar señalaba su preocupación por el pitcheo de Vaqueros Laguna, este viejo aficionado y gran conocedor del beisbol asegura que el equipo luce bien en el aspecto ofensivo e incluso en la defensa, pero en su staff de lanzadores existen grandes dudas, ya con una preocupación extra, debido a la salud en el brazo derecho de Vinicio González, ese lanzador que vino de los Olmecas de Tabasco y en el que se han cifrado muchas esperanzas para ser uno de los principales abridores.
En 2007 eran evidentes la falta de un primero en el orden al bat y también de un cuarto, hoy se tienen en Dionys César y Raúl González, cuya presencia deberá ayudar a una mejor actuación de Luis Carlos García, Mario Valdez, Sergio Omar Gastélum, Juan Carlos Canizález y Emmanuel Valdez, la teoría dice que se hicieron los ajustes adecuados, pero el pitcheo sí muestra dudas, a pesar de los buenos deseos de hacer bien las cosas.