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Rincón Beisbolero

Claudio Martínez Silva

Los Diablos Rojos del México arrancaron su pretemporada el lunes anterior en Mazatlán y todos (sin excepción) los peloteros llegaron puntuales a la cita, si acaso el dominicano Dany Bautista arribó al puerto por la tarde, por lo que se incorporó al grupo hasta el segundo día de trabajo.

¿Cuál es la razón por la que los Diablos Rojos del México año con año inician su entrenamiento con plantel completo? El secreto deberían conocerlo todos los directivos de la Liga Mexicana de Beisbol, porque cada año es la misma situación, cuando llega la hora de reportarse a los trabajos de pretemporada surge una serie de problemas familiares y situaciones increíbles que van desde la enfermedad de la prima de la tía de la abuelita, hasta el argumento más irrisorio que Walt Disney hubiera imaginado.

Vaqueros Laguna, por ejemplo, inició su pretemporada el 11 de febrero, ayer se cumplió la primera semana y aún eran esperados en Monterrey, Luis Carlos García, Sergio Omar Gastélum, Mario Valdez, Raúl González, Dionys César y Emmanuel “Peque” Valdez. La directiva había asegurado que en la segunda semana de pretemporada se debería tener completo el plantel en el Complejo Deportivo Soriana de la Sultana del Norte.

A simple vista parece que hoy sólo dos ausencias tienen justificación, la de Vinicio González, que se encuentra en Torreón sometido a una terapia en su mano derecha, y la del cuarto refuerzo extranjero, que aún no se conoce y podría designarse hasta el 15 de marzo, cuando se haga el primer corte en los campamentos de ligas mayores.

Existe una versión que puede ser válida y se basa en que el pelotero no recibe sueldo durante la pretemporada, en donde la obligación del club es proporcionar la alimentación y el hospedaje, la razón les asiste, pero la pregunta vuelve a aparecer, ¿por qué en el campamento de los Diablos Rojos del México todos sus peloteros están presentes desde el primer día?

Quizá una razón válida sea la política de que en la organización escarlata nadie es indispensable, tal vez la única excepción haya sido Benjamín “Cananea” Reyes, que dejó la dirección del equipo por las constantes intervenciones de Roberto Mansur en el manejo deportivo del equipo. El presidente viajó hasta Hermosillo, y en la misma casa del legendario manager le ofreció disculpas y le pidió que regresara, bajo la promesa de no interferir más en decisiones que son propias del manejador.

En los Diablos Rojos del México de ninguna manera es válida esa versión de que el pelotero le hace un favor al equipo con jugar en esa organización, por lo que bajo la premisa de que nadie es imprescindible y que cada pelotero debe estar orgulloso de pertenecer a un equipo profesional, es requisito obligatorio presentarse temprano a las prácticas, y de no hacerlo, sencillamente se le dan las gracias y se le sustituye con otro elemento.

Y dos buenos aficionados nos preguntaban cuál es el beneficio de Vaqueros Laguna, el beisbol mexicano o Jorge Luis Ibarra por la firma del lanzador zurdo con los Diamantes de Arizona. En nota por separado se dan a conocer algunos aspectos sobre esa situación, pero basta señalar a los propios Diablos Rojos del México, que han enviado a organizaciones de Estados Unidos a varios elementos, como Esteban Loaiza, José Silva, Francisco Córdova, Ricardo Rincón, Óscar Robles y Roberto “Metralleta” Ramírez, por señalar sólo algunos de los más famosos.

La llegada de cada uno de estos peloteros al mejor beisbol del mundo, en su momento representó varios millones de dólares para la organización capitalina, que a la vez se ha distinguido por recibir refuerzos extranjeros de excelente calidad, como los ya retirados Ty Gainey, Dick Stenholm, Jim Clark, Pat Bourque, que llegó directamente después de ser campeón de la Serie Mundial con los Atléticos de Oakland.

Hoy Jorge Luis Ibarra está ante una gran oportunidad, la cual no tendría de mantenerse en Vaqueros Laguna, así sea con el equipo de Liga Mexicana. Ibarra trabajará en el campamento de Arizona junto a peloteros de ligas mayores, su trabajo será supervisado por los mejores instructores de pitcheo, su alimentación será en base a un plan bien elaborado al estilo de las ligas mayores, todo lo que se traduce en un gran empujón para que el zurdo se desarrolle y se convierta en un lanzador importante de aquel beisbol, lo que se reflejará en millonarios sueldos, al estilo de la gran carpa.

En el beisbol, los beneficios quizá no se noten de inmediato, como sucede en el futbol, aquí el tiempo marca la pauta, y de acuerdo al desarrollo del jugador, todos ganan, el mismo pelotero, la organización que vende su contrato e incluso la que lo compra, por tener en sus filas a un joven de probada calidad y con un futuro prolongado.

Lo peor que puede pasar es que Ibarra no se establezca en aquel beisbol, por lo que regresaría a Vaqueros Laguna convertido en un estelar de la Liga Mexicana, como un activo importante en busca de consolidar a la organización naranja no sólo en la Zona Norte, sino en todo el profesionalismo de México.

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