Honda preocupación existe actualmente en el seno del beisbol de la Liga Mexicana de Verano por la crisis de buenos ampayers que se vive en el circuito, la situación se ha hecho evidente en las últimas temporadas, pero lo sucedido el viernes anterior en el Estadio de la Revolución es inaudito, no se puede decir que no tiene nombre porque se llama Rigoberto Lim, encargado de trabajar atrás del pentágono en el primero de la serie entre Potros de Tijuana y Vaqueros Laguna.
De la actuación de este ampayer atrás del plato hay muchas de sus decisiones que comentar pero este espacio no alcanzaría para hacerlo, por lo que nos quedamos con el tercer strike que cantó al “Peque” Valdez en la séptima entrada y el conteo a Julio César Valerio en el segundo jonrón del partido por parte de José Manuel Espinoza. Es muy complicado que un ampayer logre unificar criterios, pero en esas dos ocasiones Rigoberto Lim lo hizo, nadie en el Estadio de la Revolución, incluso entre los Potros de Tijuana, dudaba del conteo del ampayer principal.
Es importante aclarar que estas líneas no tienen la intención de “tapar el sol con un dedo”, Vaqueros Laguna mereció perder el partido, por el trabajo de Vinicio González, por ese error mental de Sergio Gastélum, que en lugar de tirar al pentágono lo hizo mal a primera base, en el mismo arranque del partido; no se trata de culpar a Rigoberto Lim de la derrota naranja, pero sí de recalcar que una liga de la categoría de la Mexicana de Beisbol de Verano requiere de ampayers a la altura.
¿Dónde quedaron los Amado Maestri, Juan Lima, Armando Rodríguez, Jesús Monter o Víctor “Lobo” Sáiz, ampayers con carácter, que dominaban perfectamente el reglamento y así lo aplicaban, en señalamientos de apreciación se concretaban a marcar lo que veían, pero nunca se les vio “gozar” frente al pelotero a la hora de cantarle un tercer strike, como lo hizo Rigoberto Lim con Emmanuel Valdez, lo cierto es que con actitudes como la de este ampayer seguramente hasta el santo Job perdería la calma.
En el caso de Julio César Valerio, José Manuel Espinoza estaba ponchado pero Rigoberto Lim no se sabe qué lanzamientos vio, el público estaba enardecido, las protestas desde la caseta de Vaqueros Laguna no se hicieron esperar y qué triste fue, después de terminadas las nueve entradas, ver que el personaje del partido fue el ampayer principal, cuando estos elementos no deben siquiera notarse en lo que se considera un buen trabajo.
Pedro “Mago” Septién definía en sus crónicas al beisbol sin ampayers como una forma insensata de correr las bases, el llamado “Marqués de Querétaro” tenía mucha razón y en sus palabras le daba un gran reconocimiento a los hombres de azul, pero los grandes personajes de esa rama del beisbol han desaparecido y se hace urgente que vuelvan aquellos hombres de carácter que dominaban el juego y daban paso a quienes deben ser los protagonistas principales del Rey de los Deportes.
Actualmente Luis Alberto Ramírez encabeza un contingente de la LMB que inició su accionar en Hermosillo y ahora está en Ciudad Obregón, el objetivo es reclutar elementos con las cualidades para ser ampayers profesionales en las mejores ligas profesionales de México, la crisis es evidente y la liga está consciente de la situación, por lo que hoy en día es una de las preocupaciones, quizá la principal en el organismo que encabeza Plinio Escalante Bolio y maneja Néstor Alba Brito.
Hace unos días Emmanuel Valdez ya recibió una multa de tres mil pesos por una serie de arbitrariedades del ampayer José Vargas que hicieron explotar al receptor de Vaqueros Laguna, ahora el causante fue Rigoberto Lim, y la pregunta es, ¿reciben los ampayers alguna sanción? Si la respuesta es afirmativa ¿por qué no se dan a conocer?, al parecer para José Vargas ya hubo un castigo pero la versión oficial por parte de la LMB nunca se va a conocer.
Diego Montemayor, aficionado de todos los días en el Estadio de la Revolución comentaba en días pasados sobre la pasividad de los ampayers a la hora de los partidos, y es que se ha hecho común que los juegos se alarguen hasta las cuatro horas de duración.
Ojalá los señores ampayers y la LMB hagan conciencia de que el pelotero es el actor principal en este juego, es importante aplicar el reglamento, pero se debe tener mayor cuidado en los juicios de apreciación, porque esos señalamientos en los casos del “Peque” Valdez y Julio César Valerio unificaron el criterio de los seis mil 902 aficionados reunidos en el Estadio de la Revolución, incluso de quienes apoyaban a los Potros de Tijuana.