Intensa y emocionante resultó la actividad del Juego de Estrellas 2008 en las grandes ligas, todo empezó el domingo con el juego denominado las Estrellas del Futuro, en donde el Resto del Mundo blanqueó 3-0 al representativo de los Estados Unidos, cuya ofensiva apenas conectó tres hits. El lanzador sonorense Fernando Salas tiró una entrada en orden con un ponche, este elemento surgió al profesionalismo con los Saraperos de Saltillo, en la Liga Mexicana del Pacífico juega para los Venados de Mazatlán, y actualmente está en Triple A con los Cardenales de San Luis.
Mexicano también es Ramiro Peña, que juega el campo corto y pertenece a los Yanquis de Nueva York, en donde ha jugado con las sucursales de Clase A y AA; originario de Monterrey, Ramiro Peña Gauna participó con el Resto del Mundo en el juego de las Estrellas del Futuro con dos turnos al bate, en uno vio pasar el tercer strike y en el otro recibió la base por bolas.
El gran espectáculo siguió el lunes con el Derby de Jonrones, en donde hubo ausencias como la de Alex Rodríguez y Jason Giambi, quienes debieron estar en el clásico, por jugarse en La Casa que Babe Ruth Construyó. Pero aún para quienes somos aficionados de los Yanquis de Nueva York, las ausencias de A-Rod y Jason Giambi no restaron interés a la competencia, que es eso, así se trate de una exhibición. Ahí el ganador fue Justine Morneau, de los Mellizos de Minnesota, pero lo realizado por Josh Hamilton en la primera ronda ahí queda, como un espectáculo lleno de emociones.
El martes la despedida para el Yankee Stadium fue una fiesta completa, el juego más largo en la historia de estos partidos, con un final electrizante en 15 entradas, cuando pasaba de la 1:30 de la madrugada en el Este de los Estados Unidos. Joakim Soria y Adrián González tomaron parte en el clásico, el cañonero de los Padres de San Diego conectó sencillo sobre el cerrador de los Reales de Kansas City, hoy orgullo de su natal Monclova, del estado de Coahuila y de todo el beisbol mexicano; Soria estuvo muy cerca de ser el ganador, pero uno de los tremendos lances defensivos que se vieron en el partido cambió la decoración y así se fue hasta la entrada 15.
Tanto Joakim Soria como Adrián González cumplieron, el bateador de los Carmelitas de San Diego impulsó una carrera en la octava entrada, al conectar elevado de sacrificio sobre el estelar de Medias Rojas de Boston, Jonathan Papelbon, el dominicano Miguel Tejeda, hoy de los Astros de Houston, anotó el 3-2 que daba ventaja mínima al Viejo Circuito.
Fue el inolvidable Roberto Ávila González el primer mexicano que impulsó carrera en un Juego de Estrellas de ligas mayores, el segunda base veracruzano, en aquel entonces campeón bateador de la Liga Americana con los Indios de Cleveland, estuvo en el clásico de media temporada y se dio tiempo de producir dos carreras, al batear de 3-3. Varios años después los mexicanos Jorge “Charolito” Orta y Vinicio Castilla estuvieron en el juego estelar, pero no alcanzaron a producir carreras.
En cuanto a los lanzadores mexicanos, Joakim Soria con su ponche en este partido imitó lo que anteriormente hicieron sus coterráneos Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera y Esteban Loaiza. La historia del Juego de Estrellas en ligas mayores es en verdad rica, actualmente se tiene la modalidad de que el equipo ganador (Liga Americana o Liga Nacional) inicia en casa la Serie Mundial, pero ya existe una gran controversia, porque esa ventaja no la puede otorgar un partido en el que no juegan los mejores las nueve entradas.
Ya existe una petición para designar al equipo local en el arranque del Clásico de Otoño, se dice que la liga con mayor número de ganados en los juegos interliga debe tener ese beneficio, y en caso de empate el equipo con el mejor récord de ganados y perdidos en esos partidos sea el que dé ese beneficio a su liga. La polémica seguramente va a seguir, pero lo que sí es un hecho es que el espectáculo del Juego de Estrellas resultó de altas emociones, con la participación de cuatro mexicanos y al jugarse en el Yankee Stadium, las ausencias de A-Rod y Jason Giambi no hicieron que se perdiera el entusiasmo de quienes seguimos a los Yanquis de Nueva York.
