Rockolas, un negocio que reinventa el pasado

Todo surgió tratando de hacer un negocio rentable con el menor esfuerzo, y tras buscar en Internet.

Fanático de la música y la tecnología, Enrique Bello Reyes decidió tomar la batuta de sus inquietudes y conformar DeltaSound, su propia empresa, la cual espera posicionar en corto tiempo dentro de restaurantes, bares y otros lugares de esparcimiento. El gerente general de la marca relata que todo surgió tratando de hacer un negocio rentable con el menor esfuerzo, y tras buscar en Internet, encontró las rocolas. “Las compras, las pones a trabajar, te da una renta mensual y sólo vas a recoger el dinero”. Al visualizar el panorama, en lugar de comprarlas decidió fabricarlas y ganar de sus regalías; así lo hizo y al poco tiempo lo buscaban para adquirir su producto, que a diferencia de las existentes en los años 50, éstas tienen mayor capacidad de almacenamiento sonoro.

Con año y medio en el mercado, Bello Reyes sigue invirtiendo para hacer crecer su marca, que inició con 200 mil pesos. “Son gastos fuertes porque hay que pagar software, herramienta y licencias”. Materiales como mdf, acrílico, vidrio y componentes electrónicos son el alma de sus equipos con un valor de 36 mil pesos las convencionales y 33 mil pesos las de pared; el costo aproximado del armado es de 20 a 30 mil pesos. Para armarlas, el proceso inicia en la carpintería, que puede tardar tres semanas, ya que se aplica la pintura, herraje y acabados; de ahí comienza el ensamblado de todos los componentes en una semana.

En algo que empezó como un hobbie, quiere invertir lo más posible y llegar a tener en un año 30 máquinas para rentar o vender. Las rentas se manejan por comisión que va de 20 por ciento a 50 por ciento de las monedas insertadas, dependiendo del volumen de ingreso. “Las licencias para el software cuestan dos mil pesos por cada máquina, mientras que el permiso para la explotación de la música es de tres mil pesos anuales; y cuando se compra la rocola, el propietario es quien tiene la obligación de pagar los derechos”. El principal problema al que se enfrentó fue el ámbito fiscal, además de licencias y permisos, para después desembolsar y pagar el software, sin tomar en cuenta los competidores, quienes ofertan más barato pero produciendo rocolas hechizas. “Lo que me afecta es la competencia, debido a que la máquina la venden en 15 mil pesos, pero con componentes de mala calidad, y muchos se van por el precio, aunque no les den garantía y les instalan aparatos reconstruidos”.

Por su parte, el microempresario utiliza componentes nuevos y originales provenientes de Corea y China, además de un sistema de No Break para evitar que se desconfiguren o dañen los equipos por el corte de energía. Estas máquinas digitales tiene un disco duro de 250 GB y en un tercio de éste se puede almacenar más música. Tienen una capacidad de 27 mil canciones, es decir, tres meses y medio de temas continuos, incluyendo todos los géneros: infantiles, ranchero, disco, karaoke, metal, rock and roll y pop, sólo por mencionar algunos.

“Las rocolas digitales son prácticamente nuevas; existen desde hace cinco años, llaman mucho la atención, pero para efecto de comprarlas se les hacen muy caras; es un mercado que se mueve lento por el costo de las máquinas”. En la actualidad, busca distribuidores en todo el país para ir más allá de Oaxaca, Chiapas o Veracruz, estados donde su producto tiene presencia en billares, restaurantes, cantinas y centros nocturnos.