Al retirar este bordo que impedía el libre paso del agua, las autoridades esperan que disminuya la presión que amenaza con inundar los ejidos Nuevo León y Jaboncillo.
Esperan que con esto quitarle presión a la gran laguna que amenaza con romper los bordos de Nuevo León y Jaboncillo.
Con un trascabo se iniciaron los trabajos para retirar los bordos que estaban impidiendo la libre circulación del río Nazas en el ejido Guadalupe, municipio de Matamoros, lo que ha provocado el acumulamiento del agua en la zona de Nuevo León y Jaboncillo, de Francisco I. Madero.
Segismundo Doguin, subsecretario de Protección Civil en el Estado, informó que en esta zona van a retirar varios segmentos del bordo que interrumpe el paso del agua, lo que genera una gran presión en los bordos de contención de esta zona.
El funcionario estatal afirmó que apenas empezaron a retirar el bordo en uno de los extremos de los maizales, se empezó a ver cómo aumentaba la corriente del agua, por esta razón esperan que estas acciones les permitan quitarle presión a la gran laguna que amenaza con romper los bordos que durante la última semana han construido los habitantes de Nuevo León y Jaboncillo.
“La maquinaria ya trabaja en el lugar, son varias acciones las que vamos a retirar, vamos a debilitar el bordo que está atravesado en el cauce del río para lograr que el agua circule con más rapidez”, dijo.
El subsecretario realizó un recorrido por la zona acompañado de Laura Gurza, coordinadora nacional de Protección Civil, quien llegó a la región para sumarse a las acciones preventivas que se realizan para evitar que el río inunde las comunidades que están en la zona de riesgo.
Mujeres entran al ‘quite’
Ahora las “heroínas” son las mujeres de los ejidos del norte de Matamoros. También palean y forman costales como los señores, esto en el ejido Guadalupe Victoria donde la mano de obra es escasa.
Por otro lado, están avocadas en la preparación de los alimentos. En La Luz, Rancho Grande y Libertad, las amas de casa preparan comida para unos 500 personas.
Blanca Sánchez, Esther Hernández, Ciria López, Irma López, María de Lourdes Arellano Solís, quien vivió la inundación de 1968, Marcela Rodríguez y Hermelinda Córdova, son las únicas mujeres que no han dejado sus casas, aunque sus hijos están en otro lugar al cuidado y resguardo de otros familiares.
“Tenemos que estar aquí, porque alguien tiene que ocuparse de estos pobres hombres, que sin comer, estarían desfalleciendo”, manifestó María de Lourdes.
Por la mañana el platillo que prepararon para todos fue un rico menudo, frijolitos para completar y además, un café calientito. Aunque no todos alcanzaron, pues hay quienes como Rubén Mendoza del ejido La Libertad a las 12 del día no había comida nada, pues su esposa está en el refugio temporal de El Fénix.
“Ya tengo tres días sin verla y a mis hijos, incluso, creo que ya los mandaron a la secundaria, pero aquí lo que yo veo mal es que hay gente que ni siquiera anda trabajando y vienen de otros lados para comer los alimentos que corresponden a los que andamos paleando...”(Por Cecilia Aguilar)
