Daniel “Ruso” Brailovsky afirma que las aspiraciones de América son altas. (El Universal)
MEXICO, DF.- El ni siquiera sube el mentón, no, a Daniel Alberto Brailovsky le basta con levantar los párpados para dejar al descubierto una mirada que inyecta fuego, “no me da miedo comprometerme. América aspira a lo más alto tanto en la Liga, como en la Copa Libertadores y hoy no me voy a quejar del plantel que tengo para lograrlo”, dicta el técnico del América a El Universal.
La constante presión del banquillo americanista denota algunos otoños de más en la otrora abundante cabellera de El Ruso, al menos desde aquella entrevista que el timonel, aún en su etapa como periodista deportivo, dio a este diario en septiembre de 2006.
Como sea, arrugas de más o cabellos de menos, hoy, Brailovsky no puede ser más sincero. “A veces vale la pena sufrir para demostrar qué es lo que queremos”.
Recién desempacado de Los Ángeles, con el primer: “Misión cumplida” a cuestas, luego de ganar el torneo Interliga y el boleto a la Copa Libertadores, Brailovsky es de los contados técnicos que no busca escudarse en “vamos a hacer el mejor esfuerzo”, no, al Ruso le gusta mirar de frente.
“Otros técnicos podrán escaparse y decir no, vamos empezando. Nosotros vamos a aspirar a lo más alto que es ganar. Ganar todo torneo que juguemos”, dice tan directo y letal como sus embestidas de jugador en los tiempos de aquel América de los años 80.
Poseedor de una cuadrícula mental con suficiente espacio para desmenuzar línea por línea a cualquier cuadro del cono sur, que para exponer soluciones a los problemas de marca o ataque de cada equipo del futbol mexicano en su etapa detrás de los microfonos, Brailovsky acepta que desde el banquillo la cosa es distinta.
Sabe que esa idea de un América ofensivo y espectacular sigue pendiente de aterrizar. “A ratos lo hacemos muy bien y en otras nos falta, por ejemplo, contra Toluca el segundo tiempo lo hicimos bien, ante Atlas creo que todo el partido estuvo bien logrado, quizá ante Cruz Azul nos faltó, pero ahí salió la garra y casta que un equipo como América no debe perder”.
Acompañado a todas partes por su esposa, el amor por el que fue capaz de dejar México y al América, luego del terremoto de 1985, Daniel Alberto se dice fortalecido, “feliz por este primer título, por mi esposa que me acompañó, por toda la gente que nos apoyó en Estados Unidos”.
Y es que el Ruso está consciente que si hay algo que las Águilas no pueden perder, cuando el futbol no alcanza es esa mística de las grandes hazañas, “la gente de América quiere ésto, que el equipo nunca claudique, que salga la casta de este conjunto como sucedió el sábado, cuando todos pensaban que Cruz Azul ya tenía el boleto a dos minutos del final y regresamos”.
Esa misma felicidad que empapó a los americanistas al ganar el Interliga contagió a Guillermo Cañedo, presidente del América, quien según palabras de Brailovsky quedó complacido con el triunfo ante La Máquina.
“El señor Cañedo viajó más de 17 horas para vernos y quedó muy satisfecho con lo conseguido, de la forma en que se ganó, de la garra, de la fuerza y de la entrega. Me parece que vamos por buen camino y los directivos están contentos”.
Es Daniel Alberto Brailovsky, el mismo que recurrió al retiro como futbolista porque nada era lo mismo sino jugar en América. El que inició su carrera como técnico en Israel soñando algún día estar en el banquillo de su máximo amor futbolístico: el América, sin importar el precio, porque como el mismo dice: “A veces vale la pena sufrir“.
