Es aguerrida, dura y perredista por los cuatro costados. Ha ganado cierta fama mediática por sus acaloradas respuestas a sus contrincantes y a sus correligionarios. Sobrevive entre el fuego amigo y como presidenta de la Cámara de Diputados:
—¿Podría definirnos su rostro?
—Es duro.
—¿Pareciera que siempre está malhumorada?
—Por eso, es duro.
—¿La política no le divierte?
—¡Mucho! Pero también no hay que expresar nuestras ideas en el rostro.
—¿Y a qué están jugando?
—A cambiar este país.
—¿Juegan a la revolución?
—Por lo menos democrática, sí.
—¿Demócratas?
—Algunos, sí.
—A ver, ¿uno?
—Jesús Ortega.
—¿Nos dirá que trabajan por México?
—Yo, sí.
—¿Creerán que los mexicanos somos tontos?
—¡De ninguna manera!
—¿Qué somos?
—Muy participativos últimamente. Muy cuestionadores.
—¿Nos manipulan?
—Los medios de comunicación.
—Misóginos sí que somos, ¿no?
—Algunos que no son demócratas.
—A ver, ¿uno?
—Omito su nombre: es público.
—¿Ser “adelita” es despectivo?
—Por lo menos a mí no me gusta cargar un metate.
—Por cierto, ¿en qué se parece la Cámara y una cantina?
—En nada. Ni siquiera aquí los dejamos fumar.
—¿Pero hasta en los pleitos de tabernas hay orden, oiga?
—Cuando el que sirve las bebidas es bueno.
—¿Y usted de quién recibe órdenes?
—Del Pleno y de los ciudadanos.
—¿Y de Manlio Fabio Beltrones?
—De ninguna forma.
—¿Nos dirá que es independiente?
—¡Por supuesto! No independiente, pero sí del PRD.
—¿Transparente?
—En mis cuentas y en mi actividad política… En mi rostro ya vimos que no.
—¿Qué?, ¿nada la compra?
—¡Nada! En lo absoluto.
—¿Ni una narcolimosna?
—Nada. Revisen mis cuentas. Estoy en bancarrota… a lo mejor hacen alguna colecta.
—Oiga, ¿y cuándo se le ocurrió que los curas podrían ser elegidos?
—¡Nunca, nunca!
—¿Acaso se fumó algo, diputada?
—No, no. Eso fue lo que pensé en su momento y no lo reflexioné como un asunto jurídico.
—Por cierto, ¿dónde estudió historia?
—Pues en la UNAM, en la carrera de sociología. Y normalmente en películas y en lo que leo. Por ejemplo, las películas del petróleo que nos dieron en el PRD hace unos días, están bien buenas de historia, ¿eh?
—Ya en serio, ¿qué es un Estado laico?
—Para mí, que ni en las escuelas privadas opinaran respecto a la religión de los individuos. Este país no es así. En este país las escuelas privadas están fundamentadas muchas de ellas en las religiones.
—En fin, ¿eso se lo confesó a Cuauhtémoc?
—No he tenido oportunidad de que se vista de cura… y yo de confeso.
—¿Qué tal a Chucho Ortega?
—A él le confieso otro tipo de cosas que hago en la actividad política.
—Por cierto, ya se le fue la presidencial del PRD, ¿no?
—¡Todavía no! Eso está por verse.
—¿Y a Encinas?
—Pues con la votación.
—Y a usted la presidencia de la Cámara, ¿no?
—Pues todavía está legítima y legalmente nombrada. Todavía nadie la cuestiona.
—¿Hay alguien que la tome en serio?
—Pues uno que otro que de repente manda flores. Yo creo que ése me toma en serio.
—¿Y alguna vez le hicieron caso?
—Algunos me hacen caso. Cuando les digo que tienen cinco minutos para hablar en la tribuna, regularmente me cumplen en tiempo.
—¿Nos dirá que en esta Legislatura se vino a trabajar?
—No tengo nivel de comparación porque nunca había sido diputada federal. Pero yo sí trabajo mucho.
—¿No se vino a dormir?
—Nooo. Yo ya les demostré que hasta puedo aguantar tres días sin dormir, sentada ahí en la tribuna, protestando.
—¿De qué sirvió la toma de la tribuna, oiga?
—La toma de la tribuna cuando Felipe Calderón venía a ponerse la banda presidencial, de protesta. La de hoy, me parece que es un boomerang para el PRD.
—¿Fue un circo?
—Calificado desde la derecha, sí. Desde la izquierda, es una forma de lucha.
—¿Válida?
—La verdad creo que hay diferenciar la población que los apoya y la que no. Y creo que deben de valorar que la mayoría está en contra.
—¿Quiénes pagarán la factura?
—El PRD. Algunos líderes podrán seguir siendo famosos. Pero el PRD, como institución, se debilita.
—¿Ésa no es una lectura desde la “derecha”?
—No. Es una lectura mía, con las encuestas que tenemos y con las opiniones que la gente hace.
—En fin, ¿tiene remedio el PRD?
—Sí, claro. Pero depende quién lo dirija.
—El que anda muy calladito es Marcelo, ¿no?
—Pues siempre ha andado muy calladito.
—¿Será que está trabajando mucho?
-Pues es que hay algunos que dicen que se ve más bonito.
—¿Cómo usted?
—Yo no soy calladita. Yo siempre hablo mucho.
—¿Terminará Marcelo por distanciarse de AMLO?
—Hay que preguntarle a él.
—¿Usted qué opina?
—Opino que no soy adivina.
—¿Le gustaría?
—No me importa. Si se aleja o se acerca es una decisión personal política.
—Resumiendo, ¿qué está pasando en el PRD?
—Que no hay presidente legítimo y legal. Que hay una división de perspectiva política, una diferencia en términos ideológico de cómo se ven las cosas en el futuro inmediato y mediano plazo en este país. Y eso nos divide y nos distancia porque no hemos encontrado un punto de equilibrio para seguir haciendo nuestra actividad política.
—Hoy, ¿qué se requiere para ser perredista?
—Simplemente irte a afiliar… y apoyar a uno u a otro.
—¿Y ahí que significa la lealtad?
—Salir a marchar o tomar la tribuna… o yo me imagino que aplaudir.
—Ya en serio, ¿por qué no la quieren, oiga?
—¡A mí todos me quieren! No ve cómo salgo al Pleno y todos me aplauden.
—Ya le han dicho de todo, ¿falta algo?
—Claro que sí. Quiero que digan que es un trabajo productivo, eficaz, transparente.
—¿Qué le pareció el “Ruth PAN-taleta”?
—Es muy ofensivo, pero no me llega.
—¿A ver si no acaba en el PAN, oiga?
—De ninguna manera. Siempre voy a seguir siendo de izquierda y no voy a terminar en un partido que es derecha.
—¿Y en el PRI?
—Tampoco.
—¿Son lo mismo?
—No sé si sean lo mismo, pero yo vengo de una lucha que se conformó contra el PRI. Puedo convivir, escucharlos y tratar de ser tolerante con la ideología de algunos compañeros, pero de eso a que yo cambie de ideología, no.
—¿Ha hablado con Margarita últimamente?
—Me reservo.
—En fin, ahora lo que viene es un aumento salarial, ¿no?
—De ninguna forma.
—¿O un bono por trabajar mucho?
—Tampoco, vea… no podemos ni siquiera sesionar.