La actriz enfrenta otro reto en su carrera, al ser elegida como la nueva Aventurera. (El Universal)
Aunque ahora goza de éxito, las cosas no siempre han sido iguales para Sabine Moussier.
Es una noche del verano de 1999 en el teatro Diego Rivera. Sabine Moussier sale de su camerino y abraza a cuantos ve a su alrededor. Está emocionada. Acaba de hacer un ensayo completo de la obra Una Pareja con Ángel.
“¡Gracias por estar aquí!”, repite una y otra vez enfocando su ojos verdes a su interlocutor en turno.
Hasta ese momento mucha gente la reconocía en la calle por ser conductora de Al Ritmo de la Noche, con Jorge Ortiz de Pinedo, quien obedecía al público y la hacía dar la llamada “vueltecita”.
Esa noche en el Diego Rivera estaba nerviosa. Sólo había tenido unos cuantos días para aprenderse la obra, pero había pasado la prueba.
“Es duro, pero es bueno como experiencia para alguien que apenas va comenzando en esto”, dice a pregunta expresa cuando termina de abrazar a todos los que ahí se encuentran.
La actriz nació en Leverkuter, Alemania, en un pueblito donde el clima es frío y lluvioso. Cuando niña, su madre le preparaba yogurth. A Sabine le gustaba trepar a los árboles para cortar y comer cerezas. Así que siempre le han gustado las cosas difíciles y los retos.
Por eso mismo, después de trabajar en las telenovelas El Privilegio de Amar y Rosalinda, un buen día decidió hablar ante la prensa de lo que realmente sentía en Televisa.
“Ya no sé que se necesita para hacer un protagónico, de verdad me rompo el alma, soy profesional, llego a tiempo, creo a la gente le gusta mi trabajo, creo que todo va viento en popa, pero no sé que pasa”, comentó en el 2000.
Y abrió una puerta. Aceptó que la habían invitado a trabajar en Televisión Azteca, pero por una razón u otra no se había concretado nada.
