Durango

Saldo rojo en el combate a la delicuencia

Los agentes policiacos no cuentan con la preparación que tienen los delincuentes ni con el armamento, mucho menos con los incentivos que puedan alentar su vocación.

Los agentes policiacos no cuentan con la preparación que tienen los delincuentes ni con el armamento, mucho menos con los incentivos que puedan alentar su vocación.

En lo que va el año, 25 elementos de diferentes corporaciones han muerto en el combate al crimen organizado.

Durango. Once agentes de la Policía Municipal, nueve de la Dirección Estatal de Investigación (DEI), tres de la Agencia Federal de Investigación (AFI), uno de la Policía Estatal Preventiva y uno más de la Policía Ministerial de Coahuila, han sido las víctimas, en lo que va del año, de una encarnizada guerra en contra de la delincuencia organizada, sin contar los tres agentes de la DEI que están desaparecidos, al parecer dentro de la misma batalla.

Todo un ejército delictivo. Los grupos del crimen organizado cuentan con integrantes que reciben una excelente capacitación en el uso de potentes arma de fuego, en coordinación y uso de aparatos de radiocomunicación, y que cuentan con suficiente recurso económico para abastecerse de cartuchos y armamento, además de tener una excelente relación con autoridades que les permite conocer las estrategias policiacas y actuar sin ser detenidos.

Como herramientas de trabajo utilizan granadas, proyectiles de alto calibre que son capaces de perforar concreto como los que expulsan las Barret .50, balas que traspasan cualquier tipo de chaleco protector como las que disparan las pistolas 5.7 y que son llamadas también “mata-policías”, y cotidianamente usan rifles de ráfaga AK-47, mejor conocidos como “cuernos de chivo”, sin contar los fusiles antiaéreos para atacar aeronaves y tanques artillados.

Los antecedentes señalan corrupción. Esta situación quedó clara cuando la Procuraduría General de la República (PGR) informó de la detención de uno de los hermanos Beltrán Leyva, famosos narcotraficantes que pertenecían al Cártel de Sinaloa y que ahora se enlistaron con Los Zetas.

En esa ocasión se dio a conocer que Durango era uno de los sitios donde se reclutaban sicarios y que eran entrenados con estrategias militares avanzadas, al mismo tiempo eran detenidos varios narcotraficantes con arsenales potentes en varios puntos del país.

Finalmente, la misma dependencia federal informó que el detenido, el 21 de enero del presente año, Alfredo Beltrán Leyva, era el encargado del transporte de droga, lavado de dinero y compra de funcionarios públicos en el estado de Durango para protección del Cártel de Sinaloa.

Con estos antecedentes se evidencian las comodidades que han tenido los narcotraficantes para operar en la entidad y que a final de cuentas los que “la pagan” son los policías.

Sin motivación no hay respuesta. Es obvio que los agentes policiacos no cuentan con la preparación que tienen los delincuentes ni con el armamento, mucho menos con los incentivos que puedan alentar su vocación y combatir de manera frontal al crimen organizado, por eso se da esta desigual batalla en la que va perdiendo el más débil.

Ayer, los agentes de la DEI volvieron a levantar la voz para pedir incentivos y garantías, pues en parte el hecho de que se hayan retirado los agentes de la Procuraduría estatal de la comandancia regional de Gómez Palacio, precisamente por la falta de alicientes, ha permitido que los grupos del crimen organizado se paseen como si nada por el municipio de Lerdo haciendo de las suyas.

“No es posible que los ‘malandros’ hayan entrado como si nada a la comandancia de los municipales, pero cómo los enfrentan si están igual que nosotros de ‘jodidos’”, comentaron algunos agentes de la DEI, quienes agregaron: “¿dónde están los de la Estatal Preventiva y los federales?, el Ejército siempre llega tarde y total… nunca aprehendemos a nadie”.

Les dejaron la puerta abierta. Ya son varias semanas en las que la comandancia regional de Gómez Palacio se quedó prácticamente sola, pues el comandante de la DEI se vino a Durango, al parecer por que lo amenazaron y nomás se quedaron como cinco agentes, por eso los delincuentes se pasean como si nada por La Laguna, añadieron los investigadores.

Lo mismo pasó en Santiago Papasquiaro, pues los criminales prácticamente corrieron al comandante Pedro Rojas y ya sin él, hace una semana los delincuentes hicieron de las suyas en el Palenque de la Feria de ese municipio.

“No hay voluntad de trabajar de muchos agentes, pues no tenemos las garantías que nos permitan hacer nuestro trabajo”, recalcaron.

Finalmente, comentaron que urge se dé esa reestructuración de la que habló el nuevo procurador de Justicia, Daniel Agustín García Leal, pues se dice que habrá cambios en todos los mandos y en los mismos agentes, que colocarán en puntos clave a los que de veras quieren trabajar bien, pero mientras sigan dejando pasar las cosas, van a seguir matando policías.

Fuertes embates contra policías. Los agentes son los que han tenido que pagar los “platos rotos” de la corrupción de algunos funcionarios, de la falta de combate de la autoridad federal y de las malas estrategias que han implementado, por error o de adrede, los mandos policiales.

En lo que va de este año han perecido 25 agentes policiacos y tres se encuentran desaparecidos. Entre los embates más encarnizados que han sufrido los agentes se tiene el suscitado el 5 de marzo pasado, cuando el comandante Luis Felipe Galarza Reyes fue acribillado en la cochera de su casa ubicada en el fraccionamiento Puertas del Sol, cuando se disponía a salir a trabajar.

Los descuartizaron con granadas. Al igual que en Guanaceví, donde fueron emboscados cuatro elementos de la DEI, donde perdieron la vida el comandante Nemesio Barraza Torres, de 46 años, y dos de sus agentes, José Cuéllar Nájera y César Alfonso Lara Pérez, de 35 y 40 años, respectivamente, a quienes además les quitaron las armas y con una granada les quemaron la patrulla como una afrenta en contra de la Procuraduría.

También el 4 de mayo en Gómez Palacio fue asesinado en su domicilio el policía municipal Román Nicolás Cortez, de 29 años, quien recibió cuatro impactos de bala en presencia de su esposa.

El 17 de mayo levantaron al comandante Jorge Serrano Acevedo y al agente de la DEI Jesús Cabada López, en Guadalupe Victoria, mientras que el 4 de junio en Poanas fueron ejecutados con granadas de fragmentación la comandante de la DEI Gisela de la O. Ramírez, Felipe Martín Hernández Hernández y Filiberto Luna Olivas Luna. Y en un ataque similar el 17 de junio asesinaron a Jesús Soto Duarte, también de la DEI.

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