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Salida muy costosa

Enrique del Val Blanco

La crisis económica de Estados Unidos, que por supuesto ha contaminado a todo el planeta, no tiene para cuándo acabar a pesar de todos los esfuerzos que han hecho las autoridades de ese país, en conjunto con las del resto del mundo desarrollado. Y es quizás uno de los momentos más graves del capitalismo, al no encontrar una salida duradera y fácil.

Es una crisis que inicia en el segundo semestre del año pasado, cuando en EU se destapa el hoyo negro de las “hipotecas basura”, por lo que la Reserva Federal debe inyectar de inmediato 24 mil millones de dólares, a la vez que el Banco Central Europeo realiza la mayor inyección de dinero en su historia, poniendo en circulación 95 mil millones de euros, con la finalidad de calmar los ánimos y de que no pasara a mayores. Cosa que no ocurrió.

Conocido lo anterior, las bolsas de todo el mundo se desploman en el mes de agosto de 2007 e inicia una serie de recuperaciones y caídas que hasta la fecha no han parado.

Mientras tanto el petróleo, el euro y el oro inician una tendencia al alza hasta llegar a sus máximos históricos, golpeando de esta manera también a la alicaída moneda estadounidense.

Se empieza a conocer el involucramiento de los grandes bancos en el negocio de la especulación riesgosa con grandes pérdidas; entre ellos el más grande del mundo, el Citigroup, y la compañía Merrill Lynch, que sacrifican a sus presidentes. Pero de cualquier manera las pérdidas son cuantiosas.

La semana pasada el fondo Carlyle Capital, ligado al grupo con el mismo nombre, uno de los más grandes del mundo, quiebra y pasa a manos de sus acreedores ante la pérdida del valor de sus acciones en casi 90%, como resultado de haber tomado como garantía activos basados en hipotecas que se han devaluado por la crisis. Ahora esta semana el J.P. Morgan ha tenido que “salvar” al quinto banco de inversión de Estados Unidos, el Bear Stearns de Estados Unidos, comparándolo por menos de 5% del valor de hace un año.

La situación se ha tornado muy peligrosa, sobre todo durante el presente mes de marzo pues, a pesar de la baja del tipo de interés en Estados Unidos, la depreciación del dólar sigue avanzando y nuevamente la Reserva Federal ha tenido que inyectar más de 300 mil millones de dólares, así como también los bancos europeos, que han tenido que poner su parte con 15 mil millones de euros. En cada inyección de dinero de las autoridades financieras las bolsas de valores suben uno o dos días para después volver a caer.

El mundo financiero espera que el presidente de la Reserva Federal estadounidense, el señor Ben Bernanke, acepte como garantía los activos basados en hipotecas sin ningún valor en el mercado para comprar bonos del Tesoro de ese país. Es decir, es como un Fobaproa, pero en grande.

Lo anterior quizás resuelve algo de la crisis de los bancos, pero lo que no resuelve, ni será fácil hacerlo, es la situación de miles de familias de aquel país que, a raíz de estos problemas y la recesión que ya está comenzando, perderán sus casas irremediablemente y quizás muchos de ellos hasta su empleo. Una vez más la apuesta de la especulación irrefrenable de unos cuantos, con la complacencia gubernamental, causa una crisis de proporciones enormes en el país más poderoso de la tierra.

Además de la crisis surgida por las “hipotecas basura” y la inyección de recursos, las autoridades estadounidenses también tienen como presión financiera el enorme costo de la guerra en Irak. Cuando empezó, el gobierno de George W. Bush dijo que iba a costar 50 mil millones de dólares. Ahora, según estimaciones del premio Nobel de Economía, el señor Joseph Stiglitz, alcanza la increíble cifra de 3 billones de dólares. Es decir, los 50 mil millones de que hablaba se gastan cada tres meses.

Lo anterior ha generado que la deuda nacional de los estadounidenses sea cercana a los 8 billones de dólares, y lo que es peor, no tiene para cuándo finalizar, porque la sangría continuará y también irán en aumento las pérdidas humanas y los discapacitados. Hasta ahora, como dice el premio Nobel de Economía, los únicos vencedores claros han sido las compañías petrolíferas y los contratistas del rubro de defensa, desde los fabricantes de armas hasta los mercenarios que contratan como guardias de seguridad. Sin duda esta guerra será la más costosa en toda la historia de Estados Unidos. Y vaya que han participado en ellas.

En México las autoridades deben tener cuidado no sólo con la recesión en aquel país, sino también con una crisis de pagos de los créditos de todo tipo, sobre todo por parte de la clase media.

Hemos tenido de nuevo un aluvión de ofertas de tarjetas de crédito que a la menor provocación los bancos endilgan a cualquiera. Y según los informes sobre la cartera vencida de este tipo de créditos ya es preocupante. No vayamos de nuevo a tener un gran problema que se traduzca, una vez más, en un rescate gubernamental a los bancos que no pueden cobrar los créditos a los usuarios. Han sido irresponsables y ligeros en el otorgamiento de créditos; que ahora sean responsables de lo anterior y no le vayan a querer endosar de nuevo la factura a todos los mexicanos.

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