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Salud y política

Rafael Álvarez Cordero

DE MEZQUINDADES Y RUINDADES

mezquindad.- falta de sentimientos nobles, obra o dicho despreciables resultado de esos sentimientos, falta de generosidad, cicatería.

Ruindad.- maldad o vileza, acción baja o ruin.

Las palabras que pronunció Felipe Calderón hace unos días frente a los panistas “hay que dejar atrás y de una vez las mezquindades y ruindades que impiden servir y hacer el bien… y nos atrapan en pleitos, envidias y ruindades sin fin”; así de simple, así de claro.

El mensaje, como las encíclicas del Papa, fue Urbi et Orbi, lo que en español quiere decir “al que le venga el saco que se lo ponga”; claro, los panistas presentes lo recibieron como un señalamiento personal, y cada quien en sus adentros tuvo que reflexionar qué tan mezquino y ruin se comportó no sólo con Camilo Mouriño, -al cual se le hacía un homenaje-, sino con sus compañeros panistas y con las políticas del partido; los panistas ausentes, el verborreico Vicente Fox, el resentido Miguel Espino y el grisáceo Santiago Creel, también fueron destinatarios de las palabras presidenciales, porque su mezquindad, que tiene diversas formas, no por eso es menos lesiva al partido Acción Nacional.

¿Es la mezquindad y la ruindad limitada a los panistas?, no por cierto; si revisamos la historia de nuestro país, desde la Independencia hasta nuestros días, la mezquindad de presidentes y aspirantes fue característica, todos los próceres, desde Iturbide hasta Vicente Fox, han vivido la mezquindad, como actores o como víctimas; y en la política actual no pocos políticos, aspirantes y fracasados, son incapaces de reconocer en el otro una manera diferente de pensar, una postura distinta, ya no digamos una cualidad o una virtud. Y si reflexionamos un poco más, reconoceremos que esa mezquindad nos convierte en ciudadanos suspicaces, incrédulos, desconfiados; ¿qué pasaría si todos, no sólo los políticos, analistas y comentaristas de los medios, sino todos nosotros decidiéramos abandonar la mezquindad con la que devaluamos a los demás y nos devaluamos nosotros mismos?

En estos momentos difíciles, es bueno que Felipe Calderón haya recordado a propios y extraños que las bases de la democracia (y de toda vida digna y noble, añadiría yo) están en la ética, en la generosidad, en la verdad, en eso que se llama calidad humana y aún en la elegancia, y que la mezquindad y la ruindad son obstáculo para el progreso y bienestar del país.

Bien por Calderón, quien el lunes pasado mostró que da un giro en su presidencia, no designó como secretario de Gobernación a uno de sus “cuates” sino a Fernando Gómez Mont, el hijo menor del fundador del PAN, militante panista desde la infancia, licenciado, legislador y buen interlocutor político; como señalé hace unos días, creo que el secretario de Gobernación, a la que se le han puesto y quitado atribuciones, debe convertirse en jefe o coordinador del Gabinete (Chief of Staff), y así cumplirá mejor su difícil misión; esta propuesta ha sido externada también por analistas y políticos y será bueno que Felipe Calderón decida, de una vez y para siempre, precisar y transparentar las funciones de Fernando Gómez Mont, y si lo hace, la conducción del país podrá ser más fluida y su presidencia encontrará menos obstáculos, porque mezquinos y ruines siempre habrá.

DEL MUNDO ANCHO Y AJENO EL SUEÑO SE HIZO REALIDAD

Hace poco más de 45 años, en 1963, una joven negra, Vivian Malone Jones, se matriculó en la Universidad de Alabama, uno de los estados más racistas de la Unión Americana, cuyo gobernador George Wallace había sentenciado: “Segregación ahora, segregación mañana, segregación siempre”. La oposición a la entrada de Vivian era tan grande, que el presidente John F. Kennedy tuvo que enviar a la Guardia Nacional para evitar que la agredieran quienes se oponían terminantemente a que los negros tuvieran educación superior.

Pasaron los años, los negros, -afroamericanos como eufemísticamente se les llama-, han logrado escalar todos los puestos en la ciencia, el arte, el deporte, la política, etc., y hoy el país más poderoso del mundo, el que por más tiempo tuvo una política segregacionista, será presidido, a partir del año próximo, por un individuo de raza negra, y el sueño de millones de negros, la inmortal frase de Martin Luther King “tengo un sueño”, se hizo realidad. La vida de Barack Houssein Obama es por demás interesante; es hijo de Barack Obama, originario de Kenia y con doctorado en Harvard y de Ann Dirham, originaria de Kansas; nació en Hawai en 1961 y en su infancia viajó con sus padres a Yakarta, Honolulu, Indonesia, Los Ángeles, hasta que llegó a la Universidad de Columbia y estudió Relaciones Internacionales; luego estuvo en Chicago y su labor comunitaria fue muy importante, y estudió finalmente en la Universidad de Harvard donde obtuvo su título de Doctor en Jurisprudencia Magna Cum Laude. Casado con Michelle Robinson la Vaugh, quien también es una brillantísima abogada, que estudió en la Universidad de Leyes de Harvard y en 1988 obtuvo el título de Juris Doctor también Magna Cum Laude. Conoció a Obama por ese tiempo y se casaron en 1992; tienen dos hijas, Malia Ann y Natasha.

La carrera meteórica de Obama, que fue uno de los más jóvenes senadores demócratas, llegó a nivel nacional cuando en la convención demócrata de 2004 fue uno de los oradores y pronunció un discurso que ahora es histórico: habló de las libertades, fustigó la guerra de Irak, denunció las componendas políticas y las divisiones entre liberales y conservadores, y dijo “no hay una América conservadora y una América liberal, sólo hay los Estados Unidos de América”.

Cuando el 10 de febrero de 2007 anunció su candidatura, pocos pensaban que podría avanzar, y venció a la poderosa Hillary Clinton, siguió adelante, y con una campaña meteórica, inteligente, sensata, logró entusiasmar a millones de norteamericanos, sobre todo jóvenes, que están hartos de una Presidencia imperial que dañó gravemente a su país, una guerra inicua, un manejo torpe de las finanzas y sobre todo, mentira tras mentira de George W. Bush y su grupo.

Así, el pasado día 4, superó con creces al candidato republicano John McCain y a la tristemente célebre Sara Palin, en una jornada histórica que tendrá la mayor repercusión en la vida norteamericana y en la política mundial desde la Presidencia de John Kennedy; el sueño de Luther King y millones de norteamericanos se hizo realidad.

raalvare@infosel.net.mx

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