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Salvar al Centro

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Desde hace ya un muy buen rato, el Centro de la ciudad de Torreón es una auténtica desgracia. En parte ello se debe a la abulia de las autoridades municipales, y eso desde hace lustros. En parte, a que los comerciantes de esa zona urbana no han sabido plantear una estrategia en común y viable para revitalizarla, como lo han hecho otras ciudades. En parte, porque el abandono de muchos edificios no ha sido paliado por ningún tipo de estímulo para rescartarlos. Y en parte, porque los intereses creados a lo largo de mucho tiempo sencillamente se oponen a cualquier cambio que afecte sus privilegios.

Una de las mayores vergüenzas que padecemos en el Centro es la invasión de lo que se da en llamar comerciantes informales o ambulantes, que con sus exhibidores de productos ilegales dificultan el moverse en las aceras, afean notoriamente el paisaje urbano, y se ríen de todos los demás que respetamos las leyes, pagamos impuestos y no nos colgamos de los alambres de la electricidad para no pagarla. En realidad no se trata de pobre gente que no sabe de qué otra forma sobrevivir: es una mafia controlada por líderes priistas, acostumbrados a salirse con la suya porque eran parte del engranaje de manipulación del antiguo régimen, y porque en este país quienes obedecemos las leyes somos ciudadanos de segunda. Y eso de llamarlos ambulantes no sabemos si es burla o broma siniestra: ésos no deambulan. En donde sientan sus reales, no parece haber poder humano que los mueva.

Pero al parecer, finalmente, el presente Ayuntamiento decidió tomar cartas en el asunto y obligar a los ilegales (que no informales) a plegarse al plan de ordenamiento urbano. La respuesta de éstos fue, cómo no, la toma de las calles y la negativa completa a adoptar los cambios que le urgen al Centro para empezar su revitalización. No que sea un proyecto revolucionario ni muy audaz. Pero después de la parálisis y falta de acción que desde hace años ha mandado al diablo al Centro, algo es algo y por alguna parte se debe empezar.

Por ello debemos apoyar al Ayuntamiento en este esfuerzo por volver a hacer del Centro de Torreón lo que antes fue: una zona urbana vivible, transitable, limpia, ordenada. Donde uno pueda moverse sin sentirse en un pueblucho de quinta o un zoco moruno. En el que se puedan presentar espectáculos culturales o de esparcimiento para el pueblo un poco más elevados que los bailongos en la Plaza de Armas. Y del que no tengamos que sentir vergüenza cuando los foráneos vean el mugrero en que se ha convertido lo que fuera el núcleo urbano de la primera ciudad planeada de Latinoamérica.

Si finalmente las autoridades municipales, tan torpes e ineptas ellas, han decidido tomar el toro por los cuernos, ¡felicidades! Y nosotros los ciudadanos debemos apoyar esos esfuerzos. Quién sabe qué le ocurra al Centro si esos vivales, auténticos delincuentes solapados por el priismo más cavernario y premoderno, se salen con la suya.

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