Koki Kameda y Cristian Mijares, entrenaron ayer juntos por última vez, ya que el japonés regresó a su tierra natal. (Fotografías de Jesús Galindo López)
A Cristian Mijares le dejó una gran enseñanza su entrenamiento con el zurdo japonés Koki Kameda, previo a su confrontación ante José Navarro, en la sexta defensa de su título supermosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
“Me sentí muy bien boxeando con él, fueron cuatro intensos días que me beneficiaron, hubiera querido que estuviera semanas atrás cuando realicé la etapa fuerte de mi preparación, pero no se pudo, ya estamos cansados del cuerpo y es cuando tenemos la mentalidad de subirnos al ring a pelear”.
Señaló que la fuerza y velocidad del nipón fueron de gran ayuda para su próxima contienda, ya que Navarro es un poco más lento en el encordado y ahí es donde buscará aprovechar estos días de pleno boxeo con el asiático, a quien catalogó de “vivo” en sus movimientos. “Tengo tres kilos arriba del peso supermosca (52.163 kilogramos), lo cual no significa nada a diez días de la pelea, debemos estar comiendo para mantenernos ahí y llegar fuertes, además de seguir trabajando de manera intensa, muy duro con 12 rounds tanto de boxeo, sparreo, manopleo y aparatos de gimnasio”.
Mijares saldrá hoy de madrugada por vía terrestre a la Sultana del Norte, a tramitar su visa de trabajo y así no tener problemas con la Comisión Atlética de Nevada, la encargada de sancionar el combate junto al CMB. El regreso será en la tarde y de ahí inmediatamente entrenará.
“El sábado ya estaré acá en el Rochmar, entrenando sobre todo la velocidad y cuidar el peso, antes de viajar a las ruedas de prensa programadas el domingo en Tijuana y el lunes en Los Ángeles, antes de llegar a Las Vegas el martes, donde con seguridad daré entrenamiento público”.
Señaló que en este momento, los viajes serán algo cansados ya que no debe perder la concentración en la pelea, pero advirtió que es parte del entorno de la pelea y ya lo ha asimilado, por lo que no deberá existir problema alguno en los traslados, por lo que todo sacrificio tiene su recompensa.
