Esta noche inicia la temporada de la obra El Buen Canario, en México.
En general es serio, pero John Malkovich tiene una sonrisa que guarda para momentos en que revela un proyecto que le entusiasma o cuando encuentra una frase divertida. Es un gesto fascinante que consiste en levantar sólo la mitad derecha del labio superior de modo que deja entrever una parte de su dentadura.
Por ejemplo, ahora que está en México para dirigir la obra El Buen Canario, cuya corrida comercial inicia este viernes, reflexiona sobre lo que significa el glamour de ver su nombre en la marquesina de un teatro chilango:
“La fama no me importa; vivimos en un mundo donde todos tienen celular y todos quieren una foto del chango en su jaula. La gente siempre es muy agradable conmigo pero no entienden que yo soy uno de ellos, uno de tantos. Y creo que sólo soy una persona con suerte y obviamente todos los días me preparo para seguir siendo suertudo”.
Y también sonríe al hablar sobre los dos proyectos que se relacionan con México: un documental sobre niños migrantes y una posible película de ficción basada en el libro de un periodista de Los Ángeles Times, también con el tema de la frontera.
Malkovich piensa mucho antes de responder por qué le interesa la frontera México-EU.
El documental será dirigido por Rebecca Camissa y se llama Wich way Home: “Tratamos de profundizar en el tema de la migración, de humanizarlo al conocer las historias de estos niños”.
Respecto a la ficción, señala que es un proyecto a futuro: “Estamos en pláticas con Canana para adaptar el libro Triple Crossing”.
John Malkovich sonríe por tercera vez al hablar sobre su elenco mexicano en la obra El Buen Canario:
“He tenido la oportunidad de montar una misma obra varias veces y puedo decir que el idioma no es un punto crítico porque las emociones de la obra tienen su propio lenguaje. Estoy realmente impresionado (no sorprendido) con el talento de los actores mexicanos”.
La última vez que ríe es al escuchar que una de las actrices de El Buen Canario (Yuridia del Valle) reveló un comentario en el que el propio Malkovich dijo: “Cuando era joven, era un director tirano”. Y que la propia Yuridia comenta: “Ahora es un amor”.
Su estilo cambió por una razón: “me hice viejo”, dijo.
Tan contento está que ahora estudia llevar esta misma puesta en escena, con igual reparto, a ciudades de Estados Unidos con altas concentraciones de latinos.
La pieza ganó en Francia tres premios Moliere a la mejor obra, mejor actor y mejor actriz.
Ante la cercanía del estreno, Luna y el resto del elenco coincidieron en sentirse nerviosos pero satisfechos de que presentarán una obra que dejará a la gente con inquietudes y les provocará reflexión sobre el amor, las adicciones, la autoestima y los conflictos existenciales.
Ve reflejada su propia vida
Cuando Diego Luna leyó las críticas favorables sobre su primer papel protagónico en la exitosa película Y tu Mamá También, la vida le cambió. Esa experiencia fue fundamental para construir su papel en la obra El Buen Canario que dirige en México el actor John Malkovich, y en la que Luna interpreta a un escritor que con su primer libro resulta aclamado por la prensa.
“Fue un poco lo que nos pasó en Y tu Mamá También. Que alguien la vio, le gustó, dijo que era la octava maravilla y todo el mundo lo creyó. Pues resulta que así pasa aquí: una crítica te puede encumbrar o te puede destruir”, dijo en un encuentro con la prensa con motivo del estreno de la obra la semana próxima.
“Al principio de mi carrera me enfrenté con eso y fue un proceso que me costó digerir”, confesó.
Ahora, luego de haber rodado una treintena de películas y dirigir un documental, Luna sólo mira las críticas para tener una idea de la opinión general pero aseguró que no se deja arrastrar por ellas.
Dijo que la puesta en escena se ha preparado para dejar una buena impresión en el público, con el montaje de seis pantallas en una especie de escenografía virtual, igual que se hizo en París también bajo la dirección de Malkovich.
Precisamente el director dijo que no había cambios significativos con esa primera experiencia con la obra, escrita por Zach Helm, excepto por algunas pocas escenas con diferente enfoques porque se trata de actores más jóvenes que entonces.