Desde que Miguel Sabah llegó Cruz Azul en el Clausura 2006, el cuadro cementero pudo mantenerse en el top cuatro de los cuadros más goleadores de la Liga. (El Universal)
La partida de Miguel Sabah es perder gran parte de la cuota goleadora de los años recientes, y es que nadie en Cruz Azul iguala su media de siete goles por temporada (42 tantos en seis torneos).
No es todo, para encontrar a un “9” que haya marcado más goles que Sabah en un torneo corto (11 en el Apertura 2007) en La Máquina hay que buscar en el Verano 2002, cuando el uruguayo Sebastián Abreu hizo 21. Después, sólo Luciano Figueroa logró igualar los 11 de Sabah en el Clausura 2004 (Marcelo Delgado hizo 13 esa misma campaña, pero no era centro delantero).
Al final el “nos asustamos” pesó demasiado y Sabah emigró a Pachuca. Aunque la directiva se empeñó en decir que no hubo problema luego de aquellas declaraciones del delantero, luego de la derrota ante el América, la directiva prefirió quedarse sin el hombre con mayor promedio de goles en el equipo desde Francisco Kikín Fonseca, quien en tres campañas en Cruz Azul anotó 25 tantos, (8.3 por torneo).
Cabe decir que desde que Sabah llegó a La Máquina en el Clausura 2006, ésta pudo mantenerse en el top cuatro de los cuadros más goleadores de la Liga en cinco de los seis torneos que transcurrieron hasta el Apertura 2008. Sólo en el Clausura 2007, Cruz Azul fue quinto.
Entre lo que queda no hay quién se vislumbre pueda suplirlo. Nicolás Vigneri, el más próximo de los extranjeros a salir, ni siquiera compite con sus 2.5 goles por campaña (lleva cinco entre Apertura y Clausura 2008), y ni siquiera aporta servicios para gol, lleva sólo dos.
Vaya, tampoco el otro delantero clavado de los Cementeros: Pablo Zeballos, con todo y que superó a Sabah en minutos jugados en las dos más recientes campañas, pudo pasarlo en media de goles. El paraguayo marcó 13 en los torneos de 2008 (promedió 6.5).
El resto de los hombres gol celestes aún pintan verde, pues Javier Orozco y Martín Galván, jóvenes canteranos, deberán ser llevados con cuidado por Benjamín Galindo para no sobrecargarlos de una presión que Miguel, pese a las críticas, estaba acostumbrado a cargar.
