La Iglesia Católica afirma que existe descomposición en la sociedad ante la muerte violenta de cinco personas en la Zona Centro de la ciudad.
El Siglo de Durango
Para la Iglesia Católica se encienden focos rojos con el hecho de sangre acontecido en pleno Centro de la ciudad, en opinión del vocero de la Arquidiócesis de la Durango, Víctor Manuel Solís, la muerte violenta de cinco personas es un signo de descomposición social.
El párroco de la Iglesia de Santa Ana dijo que lo ocurrido habla de una sociedad que vive con profundas dosis de egoísmo ya que se van orquestando formas más sofisticadas de degradación y sin tener el menor remordimiento el crimen organizado no solamente se refleja en el homicidio.
También se registra de manera frívola en otros actos con tintes delictivos bajo la más alta dosis de sangre fría como el tráfico de drogas, el secuestro exprés y la tortura que se presenta y que hace más de diez años eran impensables.
ESTRATEGIA
Sin embargo esto representa un reto y es un problema que no se puede resolver de un día para otro, siempre aparecerán nuevas formas de expresar la delincuencia, pero se tiene que estar atentos y la clave está en la cultura de la prevención.
Víctor Manuel Solís dijo que además de hacer una revisión de los valores morales de las personas también tiene que haber un replanteamiento y actualización de los métodos de seguridad al reconocer que los esfuerzos nunca van ser suficientes.
TRABAJOS
“Hay que apostarle a las nuevas generaciones, ya que en las que estamos existe la presencia de la corrupción interna de las personas que se manifiesta bajo este indomable egoísmo”.
Consideró que hay que trabajar con los hijos para que vivan en un Durango mejor, más lleno de valores y de espacios virtuosos para la sana convivencia así como de oportunidades, ya que la clave está en al familia y en los padres.
Es necesario trabajar con los adolescentes y jóvenes mediante un testimonio coherente para que vean que lo que decimos es lo que hacemos, desafortunadamente existe falta de credibilidad en el seno familiar, porque no se actúa conforme a lo que se piensa.