Siete soldados estadounidenses murieron en el sur de Irak hoy por la madrugada cuando su helicóptero se estrelló a su regreso de Kuwait, informaron los militares norteamericanos.
Agregaron que el helicóptero Chinook CH-47 no fue atacado y que se supone se trató de un accidente.
"En este momento no estamos seguros de la causa, pero se ha descartado fuego enemigo", dijo el vocero militar, mayor John Hall. "Los otros tres helicópteros en el vuelo no sufrieron incidentes ni lesiones".
El convoy de cuatro aparatos viajaba desde Kuwait hacia la base militar estadounidense de Balad, al norte de Bagdad, cuando ocurrió el accidente poco después de la medianoche sobre el desierto, a 100 kilómetros (60 millas) al oeste de Basora, especificaron.
Los militares dijeron que los siete que iban a bordo murieron. El Chinook está diseñado para transportar efectivos y suministros.
El accidente ocurrió en una zona de Irak que está bajo control militar británico, y una fuerza británica de respuesta rápida y un convoy por tierra fueron despachados al lugar. Se investigaba la causa del hecho.
Fue el accidente de helicóptero más mortífero para las fuerzas estadounidenses desde el 22 de agosto del 2007, cuando un Black Hawk UH-60 se estrelló en el norte de Irak y murieron los 14 soldados a bordo.
Los militares dijeron también que un soldado estadounidense murió el miércoles por causas ajenas a los combates, lo que se suma a otra por el mismo motivo ese mismo día, pero en incidentes separados.
En Alemania, un soldado estadounidense se declaró culpable de asociación ilícita en el asesinato de cuatro iraquíes cuyos cuerpos, con los ojos vendados y tiros en la cabeza, fueron arrojados a un canal en Bagdad.
El suboficial Belmor Ramos dijo al juez del tribunal de guerra que montó guardia mientras otros ejecutaban a los hombres en abril de 2007, presuntamente como represalia por las bajas sufridas por su unidad.
Ramos, de 23 años, podría ser condenado a cadena perpetua, aunque el fiscal, como parte de un acuerdo por la declaración de culpa, recomendó la baja deshonrosa y cinco años de cárcel.
El defensor del soldado pidió que se le amoneste y rebaje el grado, pero se le permita seguir en el ejército.
"Comprendo que debo ser castigado y aceptaré cualquier castigo, pero le pido humildemente, su señoría, que me permita seguir en el ejército", dijo Ramos. Momentos después, el juez Lawrence O'Brien declaró un receso para deliberar sobre la sentencia.
Otros tres suboficiales, los sargentos John E. Hatley, Joseph P. Mayo y Michael P. Leahy Jr., fueron acusados el martes de asesinato premeditado, asociación ilícita y obstrucción de justicia. No se ha fijado fecha para su primera audiencia.