Un hombre lee un periódico asunceno en el que se publican los resultados de los comicios generales del domingo que dieron al ex obispo Fernando Lugo como ganador. Según los cómputos oficiales, Lugo, de 56 años, se impuso con una ventaja de diez puntos sobre la candidata oficialista, Blanca Ovelar, deteniendo la hegemonía de 61 años en el poder del Partido Colorado. (EFE)
Enfrenta el ex obispo muchos retos, entre ellos que un 43% de la población de Paraguay vive en la pobreza.
Latinoamérica tiene otro Gobierno de izquierda, el de Paraguay. Pero pese a ello, el giro a la izquierda no es uniforme.
El ex obispo católico Fernando Lugo ganó la contienda presidencial del domingo tras derrotar al Partido Colorado, que controló el poder durante seis décadas.
Lugo, un novato político que renunció a su condición de obispo en la Iglesia Católica para postularse a la Presidencia, puso fin a 61 años de Gobierno del Partido Colorado, tras realizar una campaña contra la corrupción política y el desastre económico.
El Partido Colorado surgió luego de una guerra civil en 1947 y apoyó la dictadura de derecha del general Alfredo Stroessner, hasta su derrocamiento en 1989.
La candidata del partido, Blanca Ovelar, heredera política del presidente Nicanor Duarte, pretendía ser la primera presidenta de Paraguay. Sin embargo aceptó su derrota el domingo.
Lugo declaró ayer que su prioridad será ayudar a los indígenas en situación de pobreza y obtener mayores aportes de Brasil para la explotación conjunta de la represa hidroeléctrica de Itaipú.
La usina hidroeléctrica, construida en 1973, posee 20 turbinas. La mitad corresponde a Paraguay pero sólo utiliza una para su consumo; el resto de la energía lo vende al Brasil por lo que recibe 300 millones de dólares anuales. Sin embargo, la empresa Electrobrás de Brasil al revender esa energía excedente al parque industrial de Sao Paulo recauda dos mil millones de dólares por año.
Lugo pidió disculpas al Papa por ingresar en la política y expresó deseos de volver a su puesto como obispo una vez concluya su Presidencia.
También aseguró la continuidad de la burocracia, creada por el Partido Colorado, prometiendo “seguridad y tranquilidad para los empleados del Estado con el objetivo de que el país continúe funcionando”.
El triunfo de la Alianza Patriótica por el Cambio, la coalición opositora liderada por Lugo, es la más reciente victoria de una serie de triunfos electorales de la izquierda y centroizquierda, en América Latina.
Mark Weisbrot, del Centro de Investigación Política y Económica en Washington, señaló que la elección de Lugo es un signo de “los profundos e irreversibles cambios que ocurren en América Latina”.
Estados Unidos dio señales de su disposición a colaborar con el nuevo Gobierno. El portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey, declaró que las elecciones eran un “paso” adelante luego de la “historia más bien difícil en términos de desarrollo y democracia” de Paraguay.
Sin embargo, Lugo enfrenta mucho retos: un 43 por ciento de la población del país (6.5 millones) vive en la pobreza, el analfabetismo es alto, 300 mil campesinos sin tierras exigen apoyo y la corrupción en Paraguay es flagrante. Lugo, quien nunca ha ocupado cargo público alguno, consolidó su coalición contra el Partido Colorado hace tan sólo ocho meses.
Por ahora, la Oposición disfruta la victoria, en grandes celebraciones en Asunción y en las ciudades vecinas.
“Ustedes decidieron qué es lo que se tiene qué hacer en Paraguay. Decidieron ser un Paraguay libre”, dijo Lugo a una multitud alegre.
Pese a todo, los simpatizantes de Lugo estarán pendientes de que cumpla sus propósitos.
“Lugo ha hecho muchas promesas y nosotros estamos cansados de las promesas. Tendremos que esperar por lo menos un año para ver si en verdad logra algo, especialmente si le puede dar trabajo a los jóvenes”, dijo Rodney Bernal, un guardia de seguridad en un hotel que presenciaba las celebraciones de la Oposición.
Se registran primeras dimisiones
Las primeras consecuencias de la elección del ex obispo Fernando Lugo como futuro presidente se registraron ayer en el Gobierno del oficialista Partido Colorado, con la renuncia de la ministra de la Mujer y la decisión del fiscal general del Estado de poner a disposición del nuevo mandatario su renuncia.
En tanto, el presidente Nicanor Duarte emplazó a Lugo a que su Gobierno duplique la reserva monetaria del país “si es tan bueno como dice”.
El fiscal Rubén Candia informó a la radioemisora Ñandutí, de Asunción, que “si no tendré el respaldo del nuevo Gobierno pongo mi renuncia a disposición”.
Posteriormente, la ministra María José Argaña anunció su dimisión al cargo disgustada con Duarte, según ha señalado.
Inmediatamente, el diputado Efraín Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el principal de la Oposición y sostén político de Lugo en la coalición Alianza Patriótica para el Cambio (APC) comentó que “la posición de Candia es la correcta”.
Agregó que también deberían renunciar “todos los (nueve) miembros de la Corte Suprema de Justicia porque no son independientes; la mayoría responde a Duarte”.
Señalan a Duarte como artífice de la derrota
La prensa paraguaya calificó ayer al mandatario Nicanor Duarte como el “mariscal de la derrota” del Partido Colorado, cuya hegemonía de 61 años concluirá gracias al triunfo de Fernando Lugo en la elección presidencial de la víspera.
Todos los medios de prensa destacaron en sus portadas el triunfo opositor y algunos periódicos afirmaron que de esta forma concluye un “negro proceso político” y comienza una “democracia genuina” en este país sudamericano.
El diario Última Hora tituló “Lugo tumba al Partido Colorado” y publicó la frase “El Mariscal de la derrota” sobre una fotografía de Duarte, cuya candidata, Blanca Ovelar, obtuvo 30.7 por ciento de los votos contra el 40.8 por ciento del abanderado opositor.