Se forjaron en el crudo frío y las adversidades

GUANACEVÍ, DGO.- Habitantes de La Rosilla transitan en el tren de los frentes fríos y tormentas invernales, con las temperaturas más extremosas de la historia en el estado de Durango.

Y, a pesar de otras adversidades como las carencias de salud, caminos, electricidad no se descarrilan; por el contrario, se hacen más fuertes.

Catalina Torres González, de 70 años de edad, se dispone a preparar el desayuno, son las ocho de la mañana, pero no tiene agua, recurre al tambo de 200 litros para extraer témpanos de hielo y derretirlos, mientras su esposo, hijos y nietos esperan el café, ya que el tiempo lo amerita.

“Desde 15 de enero el viento helado parece que nos golpeaba hasta abrirnos la piel, el día 16 el frío es el más intenso que hayamos sentido este invierno y según nos comentan vienen días peores, pero Dios no nos deja de su mano”, expresa Catalina, de estructura bajita, de piel moreno clara.

EJIDATARIOS AUSENTES

Cubierta con su chal sólo asoma sus pequeños ojos, como rendijas, sin dejar de conversar con los reporteros de El Siglo de Torreón, quienes recorrieron brechas y caminos poco transitables entre las montañas de la Sierra Madre Occidental, donde el frío hace crujir los dientes.

Catalina es de las familias más antiguas en La Rosilla; llegó hace 40 años a visitar a su madre y se quedó. Le viven diez hijos y su esposo Hilario Celis Cruz, uno de los 72 ejidatarios de La Rosilla, cuyo potencial forestal es de 32 mil hectáreas boscosas, con extracciones de cuatro mil metros cúbicos anuales.

La familia se sostiene de las utilidades anuales que recibe Hilario de la explotación forestales; es de los pocos ejidatarios que viven en La Rosilla, ya que la mayoría está en Parral y otras ciudades. Catalina expresa su amor por esta tierra; sus hijos y nietos han crecido en las inclemencias del tiempo, se han forjado hombres y mujeres de bien.

TOLERANTES AL DOLOR

Como Catalina, 220 habitantes de La Rosilla no solamente toleran el frío, sino el dolor de ver morir a sus seres queridos de parto y enfermedades por la falta de atención médica. Cuando trasladan a una persona de urgencia a Parral, Chihuahua, el punto más cercano, muchos en el camino dejan de existir.

Es la cruda realidad, pero aquí la gente es sabia, ve a la muerte como lo más natural; no culpan a nadie, tienen muy arraigado el sentimiento de la resignación. No conocen la diferencia de tener servicios médicos permanentes y caminos transitables; esos servicios les han sido negados desde siempre.

La marginación, pobreza y las más bajas temperaturas del país son parte del tejido social de La Rosilla, donde muchos no se van por no tener a dónde ir, señala Ismael Velázquez Lazos, encargado de la Estación Climatológica, pero en febrero y marzo de cada año la mayoría de los obreros se va al vecino estado del Norte, cuando aquí se acaba el trabajo.

HISTÓRICO

Nunca antes en la historia del clima en Durango se había sentido este clima helado de manera continua por espacio de 16 días, donde las temperaturas más bajas sin duda son en la región de La Rosilla, comunidad enclavada a dos mil 700 metros de altura sobre el nivel del mar.

Catalina nos muestra la calidez de la gente de esta comunidad y nos despide con las bendiciones de una buena madre, para continuar el recorrido por los abruptos caminos del Durango desconocido y bien ubicado por ser conocido como el refrigerador del país.

FUENTE DE TRABAJO

La Rosilla cuenta con una fábrica de tablas para tarimas; abastecen una industria de Monterrey con cinco mil piezas al día, equivalente a 200 plataformas, lo cual permite dar empleo a siete padres de familia, mientras otros se dedican a cargar camiones de madera, todos con destino a Parral.

Para los empresarios queda la mejor parte del pastel; al ejido, las migajas. Así lo manifiestan los habitantes de La Rosilla, donde también se encuentra un enorme patio de madera en rollo, 13 mil metros cúbicos, listos para ser trasladados a Parral, son propiedad de Duraplay, empresa que da ocupación a diez obreros, quienes ganan 50 pesos al día y cuando cargan un camión logran 91 pesos.

Las operaciones económicas y de salud se hacen en Parral por ser el más cercano a La Rosilla, 210 kilómetros de distancia, de los cuales 70 son terracería y 140 de pavimento; en cambio, transitar hacia Guanaceví son 36 kilómetros, pero dadas las malas condiciones se hacen tres horas.

VISITA DEL GOBERNADOR

Los habitantes dieron una buena recepción al gobernador, Ismael Hernández Deras, el pasado 8 de enero, y no tocaron el tema de la salud, electricidad, telefonía, agua y caminos, pues en educación a pesar de las carencias los niños tienen Enciclomedia y una computadora, todo con energía no convencional.

El Ejecutivo del Estado tampoco hizo alguna propuesta esperanzadora para la gente de La Rosilla, sólo tienen muestras de agradecimiento por las cobijas, chamarras y algunos tenis que les llevó a quienes menos tienen.

Para los profesores Andrés Roacho Santillanes y Agustín Molina Pérez, sería conveniente implementar proyectos productivos para aprovechar el potencial del bosque, con una industria para dar valor agregado a la madera, pues sale el 99 por ciento en rollo; aunque no solamente se puede vivir tumbando pinos. También Mario Olguín Ruiz, profesor de la telesecundaria, señala esas necesidades, sobre todo las carencias de salud, ya que la clínica permanece cerrada y cuando funciona es por el esfuerzo de las dos enfermeras Guadalupe Celis Torres y Norma Leticia Luna Cano.

En deporte los jóvenes se han vestido de honores al obtener primeros lugares en diferentes disciplinas como voleibol y atletismo, de lo cual muestran sus trofeos en la sala de honor.

REFORESTACIÓN

En las cercanías de La Rosilla se localiza un vivero en el poblado El Coyote, donde se producen 300 mil plantas de pino de la variedad Arizonica; el encargado, Jorge Reyes Alarcón, comenta que para producir madera una planta necesita 35 años, aunque de muy bajo diámetro. Realmente no compensa en la medida que los tumban.

La tala es evidente, sobre todo en los límites con Chihuahua; los permisos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) cada vez son menores por la misma tala clandestina, revela el comisariado del ejido La Cabaña, Pablo Anastasio Vargas Arzola.

PUEBLOS VECINALES

Por el camino a La Rosilla, este diario recorrió poblados como Arroyo de Lacho, San Pedro, Arroyo Hondo, El Cedro, Llano Grande y El Coyote.

Algunos como San Pedro muestran sus ruinas de un pueblo casi abandonado; sus mejores tiempos fueron cuando se explotaba la mina. Sin embargo, con el cierre de la fuente de empleo, aumentó la emigración, misma que en términos generales en todo el municipio se da al 60 por ciento.

Trabajadores forestales de La Rosilla como de otros poblados vecinales comentan sobre su precaria situación, “no escogimos nacer en este lugar y condiciones, pero agradecemos a Dios la oportunidad de vivir en un lugar que muchos admiran por soportar las más bajas temperaturas de la República Mexicana”.

REACTIVAN ECONOMÍA

De acuerdo con el párroco José Refugio Hernández Márquez, tanto La Rosilla como Guanaceví tienen mucho potencial que ofrecer a los inversionistas para su desarrollo; sin embargo, falta más apoyo del Gobierno Federal y el Estado para sacar adelante las comunidades de este municipio, minero y forestal por excelencia.

Hoy son seis empresas mineras las que han reactivado la economía de Guanaceví con fuentes de empleo, pero eso no es suficiente, ya que una vez que se van las compañías vuelve la pobreza, por eso se debe hacer algo más con proyectos productivos.

Así pues, Guanaceví no solamente es el punto de atracción con La Rosilla por ser el más frío del país, pues tiene una inmensa tristeza, sobre todo su gente, que ha sabido mantenerse erguida en momentos difíciles y dispuesta a vencer los retos que le depara el futuro.

Guanaceví es el Camino de la Plata y del progreso, toda vez que las autoridades pongan todo su empeño para mantener un desarrollo sustentable en lo forestal como en la explotación minera.